MANIQUI


Que nombre tan pintoresco.
Parece, cosa falaz.
Pero, a través de tus versos,
como manjar exquisito,
son para mis sentidos,
me introduzco dentro de ti,
estallándome por dentro.

Soy un hombre, me sonrío.
Tengo ojos, corazón y cerebro.
También tengo manos y pies,
para poder caminar.
Sigo leyendo tus versos
y a través de su lectura,
me doy cuenta que yo,
soy maniquí.
¡Que fatalidad!
Me creía hombre sabio.
Y, la triste realidad es que.
No soy nada, ni me muevo,
solo veo, por esos ojos rasgados
que me han dejaron para mirar.

 Con tristeza yo me digo.
¡Soy, como todos los demás!
Con la única diferencia sobre ti,
maniquí.
Que es, el de poder caminar.

 Salgo de dentro de ti
y sin llegar a pensar,
pues alguien lo hará por mi,
ya me pongo a caminar,
como un maniquí más.
Y mi figura se mezcla,
confundido por esas calles
tan peculiares, que tiene,
las siete calles, de nuestra ciudad.

Antonio Molina