Como una paloma herida
tuviste que abandonar tu
nido,
tu volar era muy torpe,
lento,
mirando hacia atrás con
recelo.
Dejaste en tu volar tu
juventud perdida.
La muerte se cebó contigo
desde que eras muy chiquita
pero mantienes tu sonrisa,
tu vivir y tus caricias,
tu soñar e ilusiones marchitas.
Aún mantengo tu mirada,
se refleja en los lugares
donde se respira tu vida,
en aquello que dejaste
tu presencia sigue viva.
Una noche muy temprano
muy serena nos dejaste,
la muerte te arrebató
tus primeras ilusiones.
Sin tú llegarte a dar cuenta
la vida se te escapaba,
más tristezas que ilusiones
las que la vida te daba.
En un bosque cohabitas
con los que te dieron la
vida,
tu vida plena se agita,
disfruta con ellos la
plenitud perdida.
Molina Medina