Grupo Tarifeño. (Canciones del Chacarra)
Él nunca dejó
de amar a su tierra
y nunca dejó de
sentir la nostalgia.
Su recuerdo es
Andalucía,
cuya memoria le
atrapa,
y le oprime la
garganta.
Su grito le
conmovía,
¡Andalucía…! ¡Andalucía!
Grito que se
trasforma en llanto
porque su eco
hace daño.
Las distancias
no hacen mella
en el mundo del
existir,
donde muere
lentamente,
aún con ganas
de vivir.
Y ya al borde
de su muerte,
canta y siente
su dolor
que caen las
rocas
sobre su
llanto.
Trozos de
piedras.
Piedras sin
fruto.
Piedras sin
ojos.
Rocas que
humedecen el aire
rellenas de
sangre,
donde el grito
conmueve las
montañas,
cuyo eco llega
hecho sustancias
a su boca seca
y amordazada.
Su cuerpo
denota
pasos torpes
que recorren
los páramos,
recogiendo
palmitos
y hojas de
palmera
ya…
secas por el
calor
del desierto.
Antonio Molina Medina