Desde este
rinconcito de mi corazón,
envuelto en
nebulosas liberadas,
te saludo consciente
y presuroso.
Un nuevo día nos
acompaña
y las flores
respingonas nos aclaman,
dichosas cual
placeres desde el alba.
Este cuerpo,
carcomido por los lobos,
a zarpazos se
defiende,
con la lanza
impetuosa de sus jugos,
los que el
corazón desprende
fortalecido por la POESIA que lo sostiene.
Antonio Molina
Medina