POTE-POÉTICO CON DON MIGUEL...DE UNAMUNO (era mayo)






















 
Así de bien puesta y nutrida estaba nuestra mesa poética, dedicada, o mejor dicho en homenaje al bilbaíno don Miguel de Unamuno. Incluso nuestro amigo Fernando se animó a traer un ejemplar de su obra ya añoso y con sus perfiles gastados, todo ello para no carecer de lectura para esta tarde.

Siendo don Miguel hombre adusto y serio pudimos degustar la sensibilidad de su poesía, su virtuosismo como sonetista y los temores que su cabeza y su pensar albergaban y que le acompañaron siempre. En nuestra tarde poética se hubiera reído con los hechizos que nos propuso Mikel, con la sorpresa de su nombre en un calle portugaluja y que Espe compartió, con la música de guitelele para versos de Marifeli y Rubén, con el pozo alcoleano de Petra, la Harley de Pablo, la canción de Sergio Macaroff en voz la voz de Rubén, con Tagore traído por Ana, los acordes sin guitarra de Luis (tan bien simulados)...

En fin todo un rosario de cuentas, de cotidianidades de los allí presentes que se fueron haciendo patentes entre verso y verso, intervención e intervención. Hubo quién se quitó la vergüenza escénica y dejándola en la silla se animó con el amor de Miguel Hernández, su Josefina adorada, y quien se quedó con las ganas de leer Enjalbegada tumba es Betancuria que diría don Miguel en su exilio forzado en tierras de la isla de Fuerteventura.
 
Habrá más posibilidades de leer, de recitar, de compartir, habrá más potes para homenajearnos con la lectura, la escucha, la concordia de una tarde que discurre placentera de la mano y de la luz de la Poesía.
 
Gracias por los comentarios, por vuestra presencia , el apoyo, que son los que nos animan y animan al Pote-poético a  seguir cada ultimo martes de mes en este txokito recoleto y armonioso. Nuestro agradecimiento a Narciso y Jesús de Taberna Zabala, a Luis Cebrián, Ernesto, Txema, Soraya, Jon, Fernando Zorita, Mikel, Espe, Maite, Manolo, Petra, Luis Menéndez, Fernando Pinto, Ana, Marifeli y Rubén.





















 
¡Ah! la cosecha de la Lata de los Pensamientos.






Daniela y Antonio

HERMANILLA CHICA

Como una paloma herida
tuviste que abandonar tu nido,
tu volar era muy torpe, lento,
mirando hacia atrás con recelo.
 
Dejaste en tu volar tu juventud perdida.
La muerte se cebó contigo
desde que eras muy chiquita
pero mantienes tu sonrisa,
tu vivir y tus caricias,
tu soñar e ilusiones marchitas.
 
Aún mantengo tu mirada,
se refleja en los lugares
donde se respira tu vida,
en aquello que dejaste
tu presencia sigue viva.
 
Una noche muy temprano
muy serena nos dejaste,
la muerte te arrebató
tus primeras ilusiones.
 
Sin tú llegarte a dar cuenta
la vida se te escapaba, 
más tristezas que ilusiones
las que la vida te daba.
 
En un bosque cohabitas
con los que te dieron la vida,
tu vida plena se agita,
disfruta con ellos la plenitud perdida.
Molina Medina

MOLINO PAJARES - ESCALONA

Fuente del Chorro CHORROSQUINA. El Cobre. Algeciras.
 
 Molinos: Castillos de ensueños para aquellos
que llevaban el trigo a moler.
Transformándolo en esa blanca y polvorienta
harina, de ella, saldría el pan nuestro
de cada día, que muchas veces tan insuficiente
nos proporcionaban nuestros padres
para nuestro sustento en nuestra doliente y a la vez,
fascinante niñez.
 
 Fuisteis como baluartes en el río de la Miel,
oh, Wadi al-Asal como así te pusieron nuestros
ascendencia árabes, por la dulzura de tus
limpias, finas y transparentes aguas.
 
 Lugares mimados donde acudías a recoger
ese fruto que salía de las entrañas de tus
hornos tan añorado y deseado por los labriegos.
 
 Que al paso del tiempo sigues en pie, como
Fortaleza medieval, como si de un fiel centinela
se tratase, para las familias mantener
 
 Quedaron por el camino otros:
El Águila, Trueno, Masa,
Alfarache, La Molinilla,
la Molineta, El de los Tomates,
El Cachorro, la Abundancia,
El molino del Cobre,
San José y San Bernardo.
 
 Otros en la otra garganta; quedaron, para
el olvido, acicalando con sus ruinas,
las márgenes de su río.
 
 Patrimonio cultural de los nativos y,
los que piropeamos la cultura, lugares
que se conservan perennes en nuestra
memorias, y en la retina de nuestros ojos.
 
 Que los llevaremos con nosotros donde habitemos,
con mucho mimo, como algo que queremos:
y no podemos dilapidar ni olvidar, lugares que
con nostalgia y fe revivimos, para la inmortalidad.
 
Molina Medina
 

DE SUEÑOS ACAUDALADOS

Nos aferraremos juntos
de las manos engarzados
recorreremos caminos
caminos llenos de barro
por trigales y por llanos
donde aún canta la cigarra
y la hormiga guarda el grano,
seguiremos recorriendo
como dos enamorados.
 
Llegaremos donde quieras
mientras no sueltes tu mano.
Seré tu punto de apoyo,
agua clara, de manantial renovado.
 
Tú no debes desistir,
pues el mundo es embarazo.
 
Yo quisiera buena amiga
poder mirarte a los ojos
¿para qué quiero yo tratos?
Mi mano ya está en tu mano,
mi corazón tu costado
mis canas arrancaría
por caminar a tu lado.
Molina Medina


PARA SEGUIR VIVIENDO

 
Andaba a trompicones por la vida
la sonrisa aparcada de su rostro
incrustado de telarañas nítidas,
le corría la sangre por sus venas.
 
El cristal deformaba su figura
caminaba encogido, de puntillas,
el alma doliente, desvaída
recorría su cuerpo. La apatía.
 
Se tropezó y la vio desde el asfalto,
contempló su figura felina.
Quiso huir de esa vida sin remedio,
de ese barro de podredumbre fría.
 
Y no fue. Se agarró a su mano firme
reposando la vida, en su vida.
 

Molina Medina

DOLORIDO

Me viste cual soy
inmiscuido en  mi silencio
sumergido entre la niebla
blanca, azul, negra…
La vida no se cierne
necesita de tus hilos
indoloros, plateados
el placer envuelve mi alma
de un amor asentado
que sigue su cauce de río
de mirada firme, sin parpadeos
serena y llena de gritos,
de sueños que no concretan
donde el poeta se refugia
se resigna y arde más.
La soledad rompió su bandera
el olor a pasto de cielo, a pradera
le envuelve, le apresa.
Los garfios que le atenazan
ni duelen, ni aprietan.
Molina Medina

EL POETA SE MOJA


Solo el cielo lo divisa y él se aferra a la tierra la que lo reclama.
El poeta le envía un testamento
ella parcamente se mete entre su pecho
le abre su interior, y lo pone al fresco,
la intuya tan cercana, que presiente su cuerpo,
se lo llevó consigo a su descanso merecido
a pensar en más sueños, a vivir sus sentidos,
a mecerse en su adentro, a soñar que está vivo,
a no sentirse palomo furtivo.
 
Descansa en tu casa de noble madera,
el poeta no olvida donde está
es para él de ensueño lugar, con olores a hierba
donde los versos azuzan el pensar.
 
Juntarse con la musa y vivir el momento,
fluir de humanidad
la felicidad se ausentó de su alma
se introdujo en su calma, pura, la libertad.
 
Un beso de campana, amada, que a las nueve
mañana sonará en soledad
la buena nueva su recuerdo guiará.
Le dirá buenos días, con un ¡hola amor! Desde
La inmensidad.
 
El verde de esa hora temprana,
resurge como beso mañanero,
un pedazo de azul cielo que le acompaña,
el poeta lo sabe con los ojos del alma.
 
Mientras surca su vuelo, la paloma le guía,
él no tiene duda el palomo la mira
él le envía en su vuelo allende de sus alas
un ¡te quiero mi vida! que dejó en su ventana.
 

Molina Medina

HERIDAS


Imágenes cedidas por HACERÍA_JAZZ_CLUB
Ella con tiritas de cariño tapona las heridas
su aliento y comprensión, hacen que cambien
sigo aún vivo, siento que estoy en otro mundo
no en el que de niño me inculcaron
ni en la tierra que me vio nacer.
 
Encontró esa paz tan añorada, incompleta
pero sosegada;
surgió la sensatez desde su alma
escondida en un armario con mil cerraduras.
Alguien le ofreció un corazón de roble, liso y suave,
sin huecos, sin oxidadas llaves.
El cielo ahora ha colmado esta vida
instalada en las incertidumbres
dejándose preñar de luz, divino amor
que él nunca esperaba ¡cómo es la vida!
No presintió jamás, que esto pasara
en torno de su vida consumida.
Molina Medina

 

MUJER


La contempla entre cristales. La espuma blanquecina cubre sus pestañas. Mientras, el agua rodaba cual torrente por su cuerpo de diva, abrazándolo. Como un ser diminuto se coló en su bañera, y la miraba en el reflejo de las baldosas. Temblaba. Sus ojos se llenaban de lágrimas de escarcha. Su melena brillaba y su largor asombraba. Ella sólo sonríe convirtiendo su pelo en dos trenzas que se deslizaban hambrientas por su anatomía de maga. Se aferró cual liana y trepando por sus columnas, recorriendo montañas, se resbaló por ellas a cintura orada. Escalando se acurrucó en su nuca, para deslizarse por frente y pestañas. Sus ojos relucían como luceros al alba, dos olivas muy negras las pestañas bañaban. Su nariz respingona daba paso a sus grutas. Su alma desganada, seguía viviendo momentos de esperanza.


Tropezó con sus labios de rojo purpúreo, y le mostró la entrada a su caudal de vida de pedrería de nácar: su lengua. Lento, se descolgaba su barbilla. Le atrapa y su cuello y sus hombros dan reposo al guerrero que convulsiona su cuerpo, mientras lentamente su ombligo le observa con risa complaciente. Su corazón se agita. Redoblan los tambores. Las lianas de pelo esponjoso, se descuelgan al bosque que resguarda la gruta, donde mana la vida los sueños y la gloria. Sus jugos le aprisionan. Se precipitó, y agitado, con un beso en sus labios seguirá su camino por columnas de mármol hasta pies junto a dedos que soportan las plantas a una mujer de ojos negros, de belleza sin mancha. Corazón… corazón… con el que tanto amas.

Molina Medina