EXTENSA ES SU PRADERA

 

Valle de Orduña-Bizkaia

Amplia y fecunda es la pradera por la que transitamos, de calzadas empedradas, llenas de guijos de agua y barro; de animales delicados, furtivos, fieras tan nobles como los pájaros cuyos cantes le alegran el alma, siente sus trinos por las laderas de sus montañas, campos de trigo, de rosas y vino. Largo es el camino, las fuentes se secan de contenido. Sonidos extraños los percibe a través del viento, en su caminar los sonidos le alertan, de ese mundo nuevo, que alguien le provoca. Con la vista mirando al futuro dejando tras él entre los caminos trigales, maizales, centeno y avena la inmensa cosecha que no recogieron seres en su torpeza. Se detiene y sueña. Cansado y dolorido, se mira por dentro aún se siente vivo, consumido entre dudas, cansancio de hastío de una vida plena; de no haber vivido. Su alma se subleva. Se asoma a su puerta traspasa su umbral, se escapa de su cuerpo y se pone a andar. Su cuerpo de plomo la mira y sonríe, bosteza, entorna los ojos y se pone a soñar.

Sólo y sin recursos lucha contra su apatía, sus miedos, sus risas, surgen y se van. Su vida no es vida, es pura apatía, hastío, censura, perjuicios, rutina… No quiere vivirla si no hay libertad. Su pasado no es vida, todo era suplicio, recluido entre rejas, castillo de arena, con la llave en la puerta, por dentro, por fuera, para su comodidad oliendo a zotal.

 

Sinovas-Aranda de Duero.

Un soplido del viento le golpeó la mejilla. El puerto de sus penas, le magullan las olas en la arena de su cuerpo. De los que brotan los (Sílfides, Ondinas, Dríadas y Duendes…) entre (Gnomos y Hadas) la luna es consecuente le ofreció su sombra… de mano sencilla, de la que brotan sus dedos, finos, ágiles tenazas a las que se aferra, lo sacó del barro que estaba cubierto, descubrió de golpe que estaba despierto de almacén de sueños, repleto de versos.

Su dolor era grande, heridas profundas las que almacenaba, suspiraba el moro contemplando la puerta que ella le ofrecía. La ciudad de los sueños, castillo encantado, de torres, almenas, murallas salvables sin argollas ni cadenas. Las puertas abiertas, las mira, se miran, sus hojas se baten, se cierran se abren. Solo están entreabiertas, camina a empujarlas, ella le acompaña con su pesada carga. Los caminos viejos se convierten nuevos, las sombras que le invadía se disipan; surgen nuevos cielos. Al fondo de la estancia brillaba una luz, un nuevo lucero, era su candil de niño, otros tiempos, alumbraba sus dudas, sus miedos. Se aferró, no la rechazó, camino a su lado, sin prisas, sin miedos, con rostro sereno. Le ayudó a caminar de su intranquilidad, incrédulo, de su pérdida.                                             

Caminaban juntos, su sombra le miraba sonrisa plateada la que le ofrecía, sentida, segura, se afianza a su regazo, le trepana el alma, se introduce en ella como manantial de agua fina, clara.

El mundo que ofrece, es de vino y rosas, de racimos de uvas y soles donde los pájaros reponen sus fuerzas cada mañana en las praderas dulces de los rastrojales llenos de vida… De sueños novedosos, hoy envuelven su cuerpo, su alma presiente ese nuevo mundo que la luna le ofrece.

Tarifa-Andalucia

El camino es largo, largo lo vivido, sueños compartidos, lágrimas vertidas de amores no vividos los que brotan de su alma; y rebrota de su cuerpo; los que resurgen de su alma, en pecho aterido. Los primeros calores. Los primeros suspiros. Sueños no vividos de pura libertad. Libertad soñada, que brota de la tierra, la que pisa en su nuevo habitáculo de hierba más fresca, jugosa y tierna, que brota en los caminos por lo que recorremos, de guijos que duelen, que hieren, que provoca heridas, que el Amor los cura, sentimiento sublime que pocos conocen. Son sueños que lastiman, queman como brasas, sus heridas escuecen. Los sueños son sueños desde que amanece.

De las soledades brotan presurosas el miedo, el silencio, las dudas, el llanto, las lágrimas, el frío en su alma su corazón intuye.

 

No retrocederá, aunque el temor aparezca, porque ya su alma no ceja en su empeño de sentirse cielo, montaña, nubes…, de sueños… Las nubes presurosas tratan de envolverle, cual niño mirando el ‘bollo’ que cubría la peña Salvada de frío hasta su mente… los caminos se constriñen. Florece la sonrisa, contempla la materia, la gente le rodea, perjuicios… sabores… el camino andado marca su destino, es un peregrino con rumbo trazado pero en soledad. Su mundo le duele, le brotan heridas, que le duelen. Dentro de su alma un choque de trenes lo detiene y piensa, que aún sigue vivo gracias a la ciencia de una mano amiga, mariposa para él. en sus noches negras, sin luces, en tinieblas.

El laberinto no tiene salida. El muro que está sumergido se eleva y aparece en su nueva vida, trata de romperlo, volarse las venas, sus venas, para que fluya de nuevo el caudal por ellas. El camino emprendido no es de retorno, no duda, no hay dudas tras su confección. Ni la incomprensión ni el miedo ni el propio dolor, la confusión y el tormento podían doblegar: su sonrisa clara, sus dientes de nácar, ojos que iluminan a este viejo candil, del que alumbra amores que quieren vivir, aun en su sufrir.

 

Sinovas-Aranda de Duero

Sosegado en una mesa, con un té rojo en su taza, un pequeño tente en pie para alimentar su cuerpo mientras las risas, entre risas, risotadas, se precipitan palabrerías animadas consumiendo unos chatos de vino, las mesas repletas de seres le sonríen y le miran con miradas de sorpresa. Desde su burbuja aislado del mundo, los folios desliza, los cubre de versos, con tinta morada, garabatos le provocan al borde de la ría milenaria sus dedos se aferran a pluma plateada.

La felicidad está a nuestro alcance, aunque las voces no cejen y los diabólicos seres que enturbian su alma no dejen de repetirle:

¿Deja lo que ha emprendido?

¡Retírate a tus inviernos!

¡Disfruta de la vida!

¡No te compliques la existencia!

¡Aprovecha tu momento!

¡Que te importan los demás!

En su soledad cierta e irremisiblemente sola, como un delincuente camina entre minas, que los moralistas instalan en su soledad.

Y él se aferró a una sombra, su sombra amiga, la que su alma le dice, que no fallará. Para sentirse seguro en su soledad.

 

Río de la Miel-El Cobre-Algeciras

Son pocos los elegidos y muchos los que se apuntan, los dedos de una mano, nos sobran. Es el destino que las estrellas nos marcan. Que la luz es muy cara y la lámpara consume las energías que el hombre necesita para seguir sufriendo, amando, queriendo y ser amado en su retroceder.

Nadie entiende al poeta, sus sueños son reales, sigue vivo por ellos, e inmerso en ellos, pero son solo sueños. Sus seños. El mundo que le rodea no le sirve… le agobia, le duele, le quema… De miserias humanas, se compone la materia, nuestra materia. Mientras los moralistas, responden ante las tragedias humanas, la pérdida de vidas, terremotos, miserias: nos recuerdan las desdichas del alma, los valores perdidos.

¿Y el hambre en la tierra…? ¡Tanto niños que mueren en ella! ¡Por falta de alimentos! ¡Por falta de recursos! Recomendaciones que vienen de estómagos repletos, de riquezas y alijos de seres que no sienten su propia libertad.

 

Que le queda que hacer al maldito poeta. Cuando todos le miran y le dan la espalda en su proceder. Su conciencia está repleta de dudas, de sueños y anhelos.

¿Dónde quedan los sueños que almacenan sus almas?

¿Acaso no hay sueños con los que disfrutar?

¿Ni siquiera compartir?

Las dudas le corroen, le duele, le destroza las entrañas. Cuanto más se adentra a su torpe destino solitario y aterido, olvida , lo vivido, manos que se descuelgan, dedos que se sueltan, las yemas de los dedos en su calor le cobijan, mana sangre por ellas de sangre roja y negra, azulada entre estrellas las que le calman su dolor.

 

Chorrosquina-El Cobre-Algeciras

¡Cuántos sueños volátiles! ¡Cuánta lágrima vertida! ¡Cuántos suspiros le fluyen de su propio corazón! ¡Cuánta esperanza de sueños ya vividos!, de amores y quereres, que aún siguen muy vivos, seguros, sin resquicios de dudas, compartiendo otras vidas con ilusión y celo, depositada en ella. No es posible el olvido ni el camino trazado, ni olvidar los quereres que manaron sinceros, en su fiero corazón.

Solo será la muerte, la señora de negro, con la que se levantó y se acostó, la que se lleve una vida, será capaz de cercenar un querer, el que su alma transmite, su corazón siente, junto a serenos latidos, a la sombras de la luna bebiendo agua de su fuente.

Antonio Molina Medina

26.12.21