MUJER

Se acercó a ella, dócil cual cordero.
le ofreció sus campos repletos de grana.
Las cepas comparten su vida su cielo.
Su sonrisa clara le quita sus miedos.
Frente a la montaña cae el agua gloria.
Resguardo incipiente del zumo del tiempo.
 
Antonio Molina Medina

Buenos días amiga.


Hoy rebusco afanoso entre tus papiros y palpo con mis dedos que incansable tratan de encontrarte entre ellos, pero, no encuentro tus escritos aquellos que me dan la vida y me llenan de sentimientos que, encadenados como si un tobogán vertiese, caerían sobre tu cuerpo para aferrarme a tu alma sin papeles..., solo con mis sentimientos. Pero las palabras se destilan, se hacen ovillos de hilo que, se enredan en mis dedos, y cojo el hatillo con algunos pertrechos y me pongo en camino en busca de tu encuentro. Ancha es Castilla nos dice Don Antonio, y a ella me dirijo a respirar aire puro y rebuscando tu recuerdo, ya que el aire que me traes ni se nota en los espejos, nítido como las aguas del manantial más perfecto, se filtra en mi corazón capaz de los mayores esfuerzos. En busca de las veredas que se esparcen por los prados y se internan en los bosques, cuyas hojas plisare, rebuscando entre los suelos, alguna que me señale, las letras que ando buscando con, los versos que florecen de tus dedos y tus manos.

Tus ojos me miran triste, e enfatizan con los míos, por muchas vendas que pongas, no lograras ocultar la luz que de ellos desprenden cuya llama nos alumbra por las veredas que camino, buscando la libertad.
 
Antonio Molina Medina

Reflexión

Resbalaba por su mente
la princesa y la muerte,
dos luceros dispares,
dos sueños de alquería
que rondaban su cuerpo.
Los despojos del miedo
interponen los sueños.
Nítida el agua de manantial,
se dejó arrastrar cual
imprevisora fuente.
En barca de vela sin remos
se dejó llevar
por las rachas de viento.
Su error lo ha de pagar
con el paso del tiempo.
 
Antonio Molina Medina

 

LA LUZ


 

Tú eres la luz que alumbra mi camino.
Bebo del cáliz de la sabiduría,
compartiendo con Electra
plegarias imperiosas.
Celuloide orgulloso de inmortalidad.
Serás… Seremos…
Compartiremos juntos, amor,
cielo y tierra pletórica de agua,
cultivo de riquezas, de amores nuevos,
envueltos entre súplicas de versos.
Recipientes llenos de recuerdos.
Sueños…, sueños… de amor sin flecos.

Antonio Molina Medina

REALIDAD

Dime la verdad.
No ocultes mi destino,
que mi cuerpo reposa
protegido de puntas
que se han clavado en mi piel
aterida de frío.
 
Todo está consumado.
Mi corazón... partido,
soportando las horas
de su muerte. Un suspiro.
 
Sé que mi sombra
me quiere abandonar.
Llegó la hora triste y real.
Su soledad, vuelve a sonar.
Antonio Molina Medina

QUERIDO BLAS DE OTERO


Querido Blas de Otero:
Acurrucado me encuentro a la puerta de tu casa.
La gente sale y entra sin mirarse en tu mirada.
Tu río caudaloso sólo limpia las caras,
porque las manos se duelen entre cicatrices y yagas;
las que manan de tu pecho y corazón se inflaman.
Verde será tu camino y de verde, verde y grana
serán tus hijos serenos los que trasieguen inciensos.
Caminarán por tu casa,
la casa de los labriegos, con sus hoces y guadañas.
Antonio Molina Medina

CORAZÓN… CORAZÓN

Desde este rinconcito de mi corazón,
envuelto en nebulosas liberadas,
te saludo consciente y presuroso.
Un nuevo día nos acompaña
y las flores respingonas nos aclaman,
dichosas cual placeres desde el alba.
Este cuerpo, carcomido por los lobos,
a zarpazos se defiende,
con la lanza impetuosa de sus jugos,
los que el corazón desprende
fortalecido por la POESIA que lo sostiene.

Antonio Molina Medina

 

SUEÑOS



Es el punto de atención,
 
la intersección entre dos sueños,
soñar con silbidos de madera y
castañuelas pletóricas de sueños.
Compartimentos estancados
rellenan mi almohada.
Sueños… sueños... de amores
lejanos, cercanos…
Corazón, ¿Por qué amas
si al final del camino
te comen las zarzas?,
La broza de donde brota
una mariposa
envuelve mi alma.
Antonio Molina Medina

MUJER

Corriente de luz,
de agua, de brasas.
¿Qué te gusta más
mi querida amiga?
Dime lo que quieres.
Dímelo con alma y yo
te pondré rosas en tu cara.
Corazón celeste,
que mi cuerpo aguanta
siente en su interior
tus ojos, tus labios,
tu cuerpo, tu cara.
Eres puro fuego.
Me quemaría en tus brasas.
Comería en tus manos,
llenas de plegarias.

Antonio Molina Medina

MARÍA… SU CORAZÓN NOS HABLA


Nos habla con el silencio, con su silencio que atrapa.

Palabras humanizadas de luz y sombra preñada.

 

Nos hablan, susurran, seducen, sensaciones hilvanadas.

Nos hablan en las cascadas penetrando nuestro cuerpo, incontroladas.

 

Se funden en nuestra alma en sus brazos abrazados.

Son letras acompasadas que respiran emociones enamoradas.

 

Con su luz, ellas solitas nos hablan, nos llegan con su candor,

penetrando su calor, en nuestra sangre renovada.

 

Paladear su asiento, para volar con el viento

que plácidamente susurra, al oído de su nido.

 

Plegarias que hablan de vida, envuelta tierra cuartada,

que resurgen con el viento, entre alambradas y estacas.

 

El portón se abre al pasar. De los sonidos se derraman palabras

Sentimientos que al llegar caracolean sus versos, con estelas de palabras

 

Ellas buscan libertad en tierra firme tratada. Seguir perpetuando

sus versos aprisionados en sus palabras, palabras que nos iluminan.

 

Donde fluyen compromisos en el fondo de su alma.

Vuelve la luz de sus ojos, y flores en el rosal,

quedando sangre en sus manos que llegan al corazón.

Antonio Molina Medina

 

CAMINANTE


Era el año 20 de la era del Señor. Los caminos tortuosos eran difíciles, peligrosos de sortear. Trémulo y persuasivo caminaba conciso buscando su destino que no lograba alcanzar. Sofocado su cuerpo. Dualidad y firmeza fue su proceder. Levanto la cabeza, la mirada sublime y concisa, rebuscando entre plegarias el soplo de sus miedos. Otea el horizonte buscando confianza, alguien en quien confiar. De entre las gentes que formaban la masa unos ojos lidiosos; una sábana blanca de mirada presurosa se abalanzo a su encuentro:

¡Pídeme lo que quieras! ¡Necesito tu alma! Para consolación de su última plegaria. Su corazón arde en envoltura de brasa. El fuego que le quema, se entrecruza en su dueña deambulando entre sombras. Mezclado con la Luna, el Sol y las Estrellas. El cosmos firme encuentro celeste. Sabor a cielo y tierra, de agua manantial se desprende su corazón impreciso y fugaz que le arrastra a su mar.

Antonio Molina Medina

“¡CÓMO CAMINAS CON ESE ANTIGUO!”

Las trompetas del infierno resoplan
hasta la extenuación, mientras silencioso
el cielo se aleja dejando una profunda
laguna donde reposa la ilusión,
inquietos los sentimientos se ennoblecen,
fundiéndose con tu propia vida,
que atrayentes, sujetan sus cimientos,
capaces de ansiar lo que deseabas ver.
El camino firme que fluían tus pasos
se hace inseguro. Trasnochados y osados.
Las zapatillas de esparto posan su suela
por guijarros y barro. Los dedos perforan
la tela que descubren sus uñas,
de cieno ensangrentado.
Caminas hacia el rio buscando
la fértil yerba y agua limpia,
la que purifique sus riñones
perforados por todo lo vivido, y
añorado del pasado. Y miras al cielo,
y la estela de un cometa pasó sobre
su sombra y ella presurosa se aferró
a su estela perdiéndose en el firmamento,
buscando en otros lugares, el descanso eterno.
¡Agitando de nuevo los magnos sentimientos
desaparecidos en su soledad!
Del amor al odio hay un camino trasnochado.
Y mi alma salto a lo desconocido, antes de llegar.
Pisando su sombra, se descolgó hacia ella
en su soledad y silencioso rebusca, una
nueva luz que su cuerpo destelle
de su ajustada realidad.
Antonio Molina Medina