CARTA A LOS REYES MAGOS


Queridos Reyes Magos:

Sé que no he sido bueno. Este año, era muy difícil,  en este mundo trepidante en  que vivimos. Más difícil aún, cuando entre sueños descubres que todo, ha sido una mentira. Te rodea en la vida, gente sin sueños que llevarse a la mente; gente sin corazón, sin sentimientos, excepto los derivados de su propio provecho. En fin, vosotros ya sabéis como soy de malo, pero mi maldad solo son travesuras, que poco o nada tienen que ver con la verdadera maldad del hombre despiadado. Yo,  no tengo la culpa de haberme enamorado como un niño. Ese, que todavía cree en los Reyes Magos, en los belenes y en los pájaros pequeñitos, como los gorriones que inundan nuestros campos con sus trinos. Sus aleteos, se colaron en este corazón. Inútil hasta entonces, no sabia para qué, ni si el por qué era solo bombear el precioso líquido por sus venas. Aquello no estaba completo, tenía que haber algo más para seguir latiendo, acaso con más fuerza. Se le coló ese aire renovado, sin darse apenas cuenta, y, hoy late con el ímpetu que le imprime su dueña. ¡Sí! Este corazón, ya tiene propietario.


Pasa otro año más, y sigue funcionando. Ama a su Dulcinea, duende o hada madrina, o lo que sea, porque esa llama que alumbra su alma le ilumina el camino. Difícil tarea la que le espera, querer a un querubín, instalado cerca de las estrellas. Inalcanzable quimera de  soñador que quiere tanto, y el recuerdo le alimenta. Ya veis queridos Reyes Magos, son momentos difíciles en los que acudo a vosotros y sé que no  me defraudareis. Vuestro regalo quiero de un año más, de vida placentera, recordando los días y las noches, las noches y los días... yo quisiera que fuese el resto de ella, vivida plenamente, soñando en su silencio y queriéndola


Estando en Hacería me apareció el poeta, o el hombre trastornado que sueña lo que ve y al fin está más cuerdo que todos los mortales. Y eso sí enganchado al mundo que le llena, le libera, se ha dejado atrapar como los gorriones que atrapan las praderas y campos para su libertad. Mirar sus ojos negros en las noches oscuras y sentirme seguro en este barrizal de historia de mi vida. . No sé, quizá sea mucho pedir, pero no exijo, lo que sus Majestades tengan a bien traer.

El Poeta

Antonio Molina Medina