DESDE LA CIUDADELA DEL HOSPITAL DE GALGAKAO (BIZKAIA)

La noche me despertó entre tinieblas. Buscaba mi alma y mi corazón latía. Mientras la luz me devolvía a la vida y mi cuerpo remoloneaba entre las sábanas blancas, muy blancas, acompañando a mis ojos que miraban los cordeles que sujetaban troncos muy finos los que alimentaban mi cuerpo, reponiéndolo  del mal, que lo acechaba en su invierno. La mente se apoderó de mi cuerpo y mis ojos deslumbraron congruente la esperanza, mientras seres que sonríen, me cobijan y respetan con efusiva sonrisa que se filtra en mi alma y la hace placentera.
Las trompetas de la claridad denotan sus tañidos cual campanas acuciando la sabana. Las tinieblas se disipan y la luz se acelera, dando alas a mis dedos y fuerza y firmeza a mis sentimientos que fluyen sin censura por el canal abierto de mi alma.
La nueva aurora me hizo saltar de mi cama y recorro los pasillos de la casa encantada donde Las hadas, los Duendes, los Silfos me acompañan trenzando su sabia en las palabras las que el ser humano desprecia. 
La magia se filtra por las paredes de mi alma y contemplo un enjambre de almas; cuerpos que no se detienen dándolo todo para rescatar nuestros cuerpos de la nada, descolocados e indefensos que ellos reponen y zurcen con su hilo prodigioso envuelto en sonrisa clara. Sonrisa trasparente, de ojos que dan luz a tu alma. Me introduje por ellos y rebusqué en sus corazones su sonrisa expandida  por todo su cuerpo mientras trajinan sin tiempo de reposo por unas migajas de monedas; sueldos repletos de agonía ¡por salvar vidas humanas!
-¿Pero qué es lo que hacen para recibir tan paupérrimos sueldos?
Le decía la luna al sol que a ella la desplazaba; el sol le contestaba:
– Solo salvar cuerpos que, dicen, llevan un alma.
Mientras las calles se llenan de gentío de cuerpos que no sueñan, pero lo hacen en lo vacuo, en lo vacío en lo innecesario… mientras, siguen vivos amasando fortunas dejando más pobres y desheredados para ser los más poderosos más ricos en el cementerio, junto a su vecino que fue rico solo en sus ideas.
Amasar fortunas, para ser más ricos a costa del pobre, que sueña aun estando su cuerpo vacío por la miseria que ellos provocan.
Mientras, en la Ciudadela donde nos reponen los cuerpos, nos donan la vida, dan luz a nuestro organismo, su recompensa es sueldos de miseria. Pero su entrega absoluta, su profesionalidad, ya no nos sorprende, que son de otra calidad. Respetan la vida que entra por sus puertas, gentes que sonríen ante el dolor y la tristeza.
Me sumerjo en el país de los sueños y veo en ellos otra sociedad, otra forma de vida, de sueños que sueñan; de seres que viven y aman su vida y la de los demás. Aunque alguna se les escapa entre los dedos, entonces se rompe su sonrisa y buscan la brisa del aire y del fuego.
Sanidad publica, la que no interesa, la ramera de esta sociedad de la nada, donde prevalece e impera el poder, la censura en sus plazas y sus calles se plagan de miserias humanas.
Sanidad publica ¡no nos abandones ni de noche ni de día; se siempre nuestra compañera!  Porque te queremos más que a la privada. Porque tú nos mimas con tus profesionales, nos devuelves a la vida, y no revisas las cuentas de los bancos, esas que nos obligan a tener para poder comer cada día, para cobrarnos hasta la saliva.
Hoy ha amanecido y el sol brilla en los cristales de mi cuerpo, miro a los pinares que nos rodean y sonrío a la vida. Mi mente se destapa llena de palabras aupando nuevos sueños y gracias a seres como “El cirujano y todo su equipo”  ¡toda la plantilla de la cuarta planta! repleta de corazones con su generosa entrega, recupero otra vez las palabras para agradecer a mujeres y hombre, que pululan por los pasillos abriendo y cerrando puertas cuando los necesitas, para reponernos y volvernos a la vida.
Gracias Ángeles humanitarios donde no corren por vuestras manos “Sobres amaestrados” Esos que a los poderosos se les pegan en su codicia,  defendiendo lo privado, olvidándose de los seres humanos que hasta el techo les han quitado.
03/12/16

SENTIMIENTOS
Entre jardines y rosas
entre luces y sombras…
donde las hojas se expanden por
lugares. Donde los sueños,
dejen fluir los segundos
del tiempo que ya no importa
si la felicidad mueve
nuestros sentimientos.
19/12/16
Antonio Molina Medina