Buscaba una pizca
de afecto,
un corazón para
quererlo,
unas manos donde
aferrarse,
una ola que le
envuelva,
un corazón para
amarlo,
una flor para
regarla,
palabras llenas
de ternura
aunque le duele
en el alma…
Él seguirá
buscando
en las zarzas del
camino,
en los campos ya
segados,
Esa espiga
solitaria
cuyo grano le
alimente
a este cuerpo
trasnochado,
que respira y lo
siente.
13/02/17
Antonio Molina Medina