Corazón, corazón...
¡No corras
tanto!
¡Deja de latir
con tanta fuerza!
Que la Luna está
pletórica de luz
y los sueños
me huelen a
Candela.
Cual llamarada
brotas en mi
costado,
imperioso músculo,
‘atrapador’ inimaginable.
Antonio Molina Medina