LA POTRILLA


 
La potrilla no deja de correr,
y el herrero la quiere repones
pero ella resopla y brinca
es la vitalidad que mana de su vida.
En su vivir y soñar el herrero ya no puede más
se da por vencido y la deja trotar
ella se pone a pastar,
verde hierba con agua sin clorar,
 
para reponerse de un gran esfuerzo,
para retozar con todo su cuerpo
de ojos negros y pelo curtido
que se blandea con un soplo de viento.
 
En su galopar arrastra una vida
rescatándola del barro y la ira
sus poderosos brazos le izaron del barro
ofreciendo su cola de cuerda infinita.
 
Asiendo con fuerza a la joven potra
cogiendo su cola le saca del mal
y se enrosco en ella, como verde hiedra
cuerpo sumergido.
El agua de mar con la sal fundido.
Antonio Molina