LIBERTAD AMADA MIAA

Majaralto.El Cobre. Algeciras 
Dices: ¡me cuesta colocar mi mente donde está mi cuerpo! A mí... me cuesta tirar de mi cuerpo ya que mi mente se me escapa y tira de él: insaciable se desboca como un alazán nervioso, pero yo no me altero ni le hago caso ni me siento debil. Solo camino y sonrió. Sigo peleando por vivir, aquello que escribo, lo que mis dedos añosos no dejan de provocarme ya que la mente esta siempre dispuesta a fluir aquello que se desliza como el agua de una fuente la que libre y sin ataduras rompe con fuerza entre rocas. Y no trates de taponarla, ella buscara otra salida porque vive y se comunica con el cuerpo que la ocupa y la hace trasparente y fluida. Sin libertad no hay ni edades, ni seres que puedan vivir y no sobrevivir. Libertad amada mia, es la mujer más hermosa que un dia me encontré, por la sierra, cuidando las cabras y los pavos en la era, ayudando a los míos para arrimar al granero donde todos aun comíamos. Nunca he creído en la censura, ni creeré en los que nos atosigan. Los Torquemadas de nuevo aparecen en nuestras vidas. A M.M.

LUNA NUEVA

 

Majaralto. Chorrosquina. El Cobre

La Luna le despertó,

Con lunares en su cara

Deslizando su sombra enamorada,

Y, créeme, no me disgustó,

Pues su luz me iluminó,

Y me dió un beso en la cara.

De este nuevo despertar

Brotó sonrisa dorada.

Brioso, cual buen jinete, aferrado a su montura

Galopó por sus entrañas,

Se adhirió a su cuerpo,

Se aferró a su alma

De silla de piel combada.

Cabalgaron juntos

Entre espinos y jaras,

Juncos... verdes juncos

Sortearon sus caras;

Ellos contemplaban

Lo que el río cuchicheaba

Cuándo su agua cubría sus caras.

¡Bendita cosecha!

¡Bendita su alma!

Porque ella es de fuego,

De hielo,

De escarcha.

Antonio Molina Medina

15. 07. 23.

Juan Medina

Majaralto. Chorros quina Andalucia

Yo lo conocí.

Era un campesino

De pelo canoso, pequeña estatura, con andares firmes y su bigotillo;

De sonrisa franca y gestos genuinos;

De palabras clara y corazón de felino.

Y me enamoró. Y nos hizo felices

Cuando éramos chiquillos.

Nos alimentó con letras de libros

Y pan de molinos.

Historias certeras de su intimidad

Forjaron vivencias de su buen andar.

Yo lo conocí y reí con él y lloré su muerte

Que no pude ver ni sentir los trinos de

Pájaros cantores que revoloteaban

Por todo su cuerpo, 

Mientras la tierra cubría su sonrisa

Que fue su recuerdo, quemando mi herida.

A. M. M.