LA FELICIDAD SIGUE INSTALADA EN LOS LABRANTÍOS DE SINOVAS

 

Sinovas-Castilla León

Cuéntanos esta noche, Rafael, los caminos, las fiestas y las batallas de tu poesía, nos sentaremos como a escuchar a un hermano que vuelve de un largo viaje. Y tárdate mucho, cuanto quieras, porque los seres de estas latitudes miramos mucho, escuchamos largamente, y guardamos el recuerdo de lo que hemos amado para más de un invierno, para toda la vida.

Pablo Neruda

 

Sinovas-Castilla León

LA FELICIDAD SIGUE INSTALADA EN LOS  LABRANTÍOS DE SINOVAS

Sintió un bienestar indecible caminando de nuevo sin vientos que azorasen su mente, ya que solo era la suave brisa la que calentaba su rostro muy suavemente entre sus andares, mientas oteaba el horizonte, para seguir mirando su vida repleta de sustento; con su aptitud renovada, con su instinto y voluntad en una nueva travesía accionada por la luz nueva que a su cerebro le inyectaban los viñedos con sus frutos de oro negro entre sus matas dejándose de ver para su recolección.

Sinovas-Castilla León

Arribó como un golpe de agua limpia la que traspasó su vida antigua, entre rumores de esperanza, entre mares sin oleajes que bañan de nuevo los golpes de sueños de su vida, entre la sabia acumulada, incluso, cuando nos envuelve el liso llanto de los embates los que rompen en nuestra figura siempre encontramos algo de lo de siempre.

Sus pasos se aceleran buscando los latidos de los árboles caídos para examinarnos ante el cataclismo que acabó con sus cuerpos postrados y rendidos en medio de las hojas inservibles fusionadas entre su cuerpo y la nada la que cada día más cercana se posa en nuestra sedienta mente la que golpea en nuestro pecho donde su corazón acelera sus tañidos.

 

Sinovas-Castilla León

Los caminos estrechos de la pedanía, le han ensanchado su mirada y se recreó por los cuatro horizontes por los que circulan hoy sus ojos con visual convincente, y sin pensamientos que enturbian su soledad.

Ya su sombra camina junto a sus poemas y relatos sinceros, ataviados por las cepas y pinares que se mecen al ver como los jilgueros cantan sus trinos, su música infinita, junto a los cervatillos y la sed de las estrellas que soporta su cielo.

 

Sinovas-Castilla León

Y levanta la cabeza mientras camina buscando esa amistad que el desconoce, para quien el fruto del amor sigue siendo una corteza de corcho cuyos canales, abren su noble corazón exaltado por las voces de ese niño que se embravece dentro de su mente, abriendo sus ojos negros por la noche ante el asombro de las hiendes que surten su frente, intentando  martirizar su noble pensamiento, ya que su mal está siempre alerta, sin camuflarse, intentando contaminar las luces de sus noches.

 

Mientras, le pregunta al cielo y sus estrellas ¿por qué la felicidad ha llegado tan tardía y en silencio, viendo la madures en su corazón sediento? El juicio al que nos destinan, ya al final de los tiempos, se subleva ante lo imposible ya que la –luz- inundó su vida entre las imágenes de sus ilusiones, cuya realidad azuzó sus sentidos dejándolos ciegos, ya que su mente estaba ya preñada entre vacíos y vicios externos. 

Sinovas-Castilla León

Y decidió alistarse en su mente nueva, la que habla y sonríe a las hormigas y las acompaña hasta su guarida donde depositan su costo…, las que avivar los sentidos en su conversación; y las palomas revuelan en su entorno, entre la suavidad del viento que procedía de los pinares que hablaban conmigo mientras sus hojas, aun sin caer, se amotinaron agitando su mente, apropiándose precipitadamente de sus propios sentimientos; quedando anegados los campos que posan en su cuerpo tras iniciar su carrera, por sus pisadas, pies y rodillas, muslos… hasta llegar a su cerebro cuando se adecúo en él, la felicidad verdadera y sin aspavientos.

03.10.23

Antonio Molina Medina