REFLESIÓN

 

Tertanga Álava-Valle de Ayala  

Hacemos un alto en el camino, te detienes a pensar solo por una vez en tu propia vida. Que es lo que haces. Como la vives. Y cuáles son los objetivos por los que debes seguir viviendo. Llegas a una edad de sopesar si lo que realizas sirve para algo, pero teniendo en cuenta una salvedad, no pensar en ti ni como persona ni objeto. Porque entiendo que nada es realizable si no piensas en los demás. Sería un ánfora  sin utilidad.

Tertanga Álava-Valle de Ayala 

Sueños, solo sueños inalcanzables son, por eso, solo son sueños. Después de una vida consumida, confundida, maltratada, por los avatares de un régimen que te impusieron, te obligaron con una educación desaparecida, miserable y deshumanizada; descubrir otro 
 

mundos, otras formas de vida que pocos profesan, llena de sueños realizables, sino no serían sueños. Solo es cuestión de proponérselo, es la valentía de seres que tanto aman. Pero todo tiene un principio. La felicidad está al alcance de la mano. Y cuando crees que la tienes, es como un ave migratoria que siempre vuela buscando nuevos espacios; cielos abiertos, nuevas estepas. Horizontes a explorar mentes serenas. Y solo te dejan el recuerdo, la nostalgia del camino emprendido con las personas que tanto amas, quieres y darías la vida por ellas. Pero el cuerpo es de barro y el polvo que lo compone se seca y se disipa por los senderos, caminos y vericuetos, para que el caminante lo vuelva a pisar y se vuelva a hacer barro.

Tertanga Álava-Valle de Ayala  


 

Te aferras a mano amiga, piel delicada, harina de cedazo bien pulida. Repleta de ilusiones y cariño. Pero el sudor y la frustración hacen que la mano se deslice, se suelte lentamente porque su caminar es más lento e inseguro y puede que se suelte apresurada y distraída.

Otra vez la soledad del poeta, ha sido siempre y será así lo dicen los libros de caballería. La estrellas son un fiel reflejo de todo lo que acontece, fijas y certeras. Son testigos fieles de estos acontecieres. Inevitablemente inevitables. Es ley de vida entre los seres humanos que creen tener la verdad cual cómoda la que se modifica día a día a medida que transcurre nuestra vida. Pero nos queda la palabra, envuelta en sentimientos compartidos que debemos descargar en las personas a las que queremos  sin tapujos ni ataduras.

 

Tertanga Álava-Valle de Ayala 

Algunos, digo bien alguno: no podemos reprimir los sentimientos, ni queremos hacerlo, es lo único que nos queda, por eso escribimos nuestros versos, porque nos salen del corazón sin ataduras ni complejos… libres y despejados los momentos ya que los miedos volaron seducidos por el tiempo, abandonando la materia de su cuerpo.

 

También sabemos que es difícil que nos entiendan. Difícil de digerir estos sentimientos. Pero nadie podrá modificar nuestra estructura; cambiar nuestras ideas o remodelar nuestros caminos cuando están sujetos por columnas de mármol a profundidades de vértigo, entre columnas de Hércules…, entre la tierra y la mar.

Tertanga Álava-Valle de Ayala 

De ahí que la realidad que cada día acompaña a su angustia de poder perder todo lo que amamos, sea una constante y doloroso y persuasivo exponente el que, invade la mente que solo piensa en la vida y no en la muerte…, de la única forma que la entiende, que son los placeres del alma que son eternos acompañados los que le otorga la tierra, pasajeros y necesarios para el cuerpo, los que guardan el equilibrio necesario para seguir viviendo. Para no sentir la oscuridad y no olvidarse de ello, como ser humano así lo defiende.

 

Tertanga Álava-Valle de Ayala 

Es lo que siente nuestro corazón y lo transmite a seres exquisitamente humanos, a los que queremos en cuerpo y alma. Tratando que el silencio los mantenga, tan preciados, solo para conservarlos hasta el final de una vida, cuando la agonía, agonía, agonía…, nos llegue, solo, con pensar en el ser amado, bastara para mantener el equilibrio necesario.

Antonio Molina Medina

30.01.22