Llegó
de su pueblo.
Respiro
su aire
caminando
sus campos
disfrutando
con ellos.
Comió
de su comida
que,
humilde y generosa,
ellos
le ofrecieron.
El
trino de pájaro
le
acompañó por dentro.
Él
miraba hacia atrás.
En
su pronta partida
prometió
regresar
con
las manos vacías
de
odios y venganzas;
sólo
llenas de vida,
la
que a él concedieron.
Antonio Molina Medina