Eres
la reina del sol.
¡Qué
maravilla es tu alma y
no
digo corazón!
Son
lo que de ti resalta.
¡Qué
grande eres Mujer!
¡Cuánto
siento tu alma!
A
su corazón no le importa,
te
venera desde el alba.
Un
coro de serafines
se
levantan con el alba y
ve
su rostro divino maculado
con
mieles blancas,
de
jóvenes que acompañan.
Antonio Molina Medina