Circulan aires nuevos

Los cachalotes se desperezan cuando salen
de sus pequeños huecos entre la yerba,
y las hormigas se balancean en los columpios
entre el frondoso bosque de ramas de higueras.
La luz es más nítida debajo del mar de los abedules,
y la garganta de los asnos balan entre rebaños de ovejas. 
Listo para salir de su cajón, el caballo salpica
su espuma a las rocas.
El calamar nos rocía de negro
en bicicleta por la carretera.
Los pájaros  ríen a carcajadas jajaja…,
jugando con los niños en la sábana,
mientras la danza de los Maoríes
les adorna las plumas de sus alas. 
Noche feliz la de los ciervos en su bosque encantado 

de hadas, duendes, silfos, y gnomos ensimismados,
dónde todo es real a nuestros ojos.
La lunita se apacigua sin el sol que la entibie,
y saca pecho y se ríe je, je…, con su
negra melena al viento.
Los ojos de mi serrana se pliegan
lentamente entre pestañas al ritmo de pensamientos.
La campana tañe sonidos de gloria,
un canto  que  recogemos sin miedo.
La dicha de este camino 
nos hace tocar los sueños. 

Antonio Molina Medina