AFERRADOS DE LA MANO


 
Agarrados de la mano,
y mirándonos  a la cara.
Cruzamos el gran desierto
de dunas todas descalzas,
arenas incandescentes por los
mil rayos del sol,
que de día nos acompañan.
Y pasamos nuestras vidas sin
enterarnos, como dos seres
alentados y a veces dirigidos,
desde este mundo exterior
que nos asedia.
Cruzamos dunas frías,
por el rocío de la noche, que
empapa las arenas del desierto
silencioso de nuestra vida.
Tú, y yo.
 
Seguimos transitando los dos juntos,
agarrados de la mano,
y así de esta forma mirándonos
frente a frente y a los ojos,
mucho nos amamos.
 
Pero yo pregunto.
¿Qué es amor?
¿Los dos juntos lo buscamos?
¿Ya ponemos ilusión?
No sabría contestar.
¡Y tú!
¿Me dirías la verdad?
 
Va pasando nuestro tiempo.
Enlazados de la mano,
caminando por la vida
con la mirada perdida.
Por la falta de palabras
que salgan de nuestras bocas
sin saber dialogar.
 
Agarrados de la mano
terminarán nuestras vidas.
Apoyando nuestros cuerpos
ya débiles por la edad
seguiremos formando parte
del paisaje, en el polvo
de los caminos,
juntos para la eternidad.
 
Agarrados de la mano
mirándonos de soslayo,
seguiremos caminando
mirándonos a la cara,
con nuestros cuerpos fundidos,
imposible desclavar.
 

Antonio Molina