CAMPOS DE CASTILLA

 

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero.

Comenzaba a penetrar las sombra sobre su atardecer y los últimos rayos de un sol, casi consumido, aún se filtraban por las verdes ramas de los pinares y, a la vez, hacían brillar las verdes hojas de los viñedos de la pedanía, cual brillo restañar su candor entre sus viñas, mientras su pesado cuerpo reposaba en un tronco de árbol caído por los años para enredarse, como la yedra, en su noble cuerpo ya místico y degradado por los vientos y aguaceros, que su cuerpo soporta. Mientras otro cuerpo embravecido de sustancias muy añejas, aún, palpa con suavidad su corteza desprendiéndose de recuerdos y sustancias vividas en tinieblas.

 

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero

El murmullo del viento sopla en su rostro y enaltece su condición humana, mientras limpia de impurezas su alacena, donde la nueva savia estaba aún sedienta y sensible. Mirando de soslayo el verde, verde ramaje de las viñas, llegando su sembrado aroma hasta la sombra que envolvía su corazón, hoy, quizás dolorido por los avatares de los años transcurridos.

 

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero.

Dicen que…los años engrandecen la mente de la riqueza que, imborrable en su caminar por los senderos agrestes y difíciles, y los terrones de la tierra para su oreado, renovando su existencia se apacigüe cuando los recuerdos le llevan a las fuentes de su experiencia soñada y vivida… Y él se empeña en no cejar en su intento de sumergir  en el habitáculo de su almacenada mente, sabores que el campesino fermenta, y los hace materia de ríos amargos y de apriscos incoloros donde fluye la verdad, sencilla flor cuyos olores se desprenden entre la vida y la muerte… tierra roja y verde...  Jugo de prados donde los elementos los trasiega el labrador entre surcos repletos de semillas a la sombra de terrones  que, suaves, dejan cubiertos sus frutos.  

 

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero

Mientras, la sombra de los pinares pueblan inmunes sobre lo verde y fecundo de su suelo, por las laderas de sus caminos, entre cánticos de pájaros en libertad y animales briosos espantados por los trepidantes ruidos de los tractores que labran la tierra, ya que el otoño se acerca y el verano se escurre de sus campos sin frutos, excepto los viñedos que se enriquecen con los racimos de su jugoso y dulce fruto preparándose para su recogida.

 

La lucha del campesino es interminable. Y los tractores siguen perforando la tierra de barbecho para disponerla y airearla para la nueva siembra donde vuelvan a brotar el trigo y la cebada, el maíz y la remolacha o el girasol  que se doblega, y gira ante la fuerza de su creador por su calor…

Mientras los encallecidos cuerpos  dan un respiro a esas figuras doloridas donde ensamblan la noche con el día gracias a los faros de sus tractores y la lucha por sus vidas.

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero

La lumbre de sus hogares los concentra y, entre cuentos y leyendas, avivan sus ilusiones para próximas cosechas.

 

Jóvenes y sencillos personajes, que solo miran y escuchan a sus mayores, y almacenan en sus cerebros esas duras tareas que a ellos les esperan y guardan en  sus recuerdos.

Quizás hoy, algunas de sus mentes estén prestas a poblar los caminos con sus pisadas y las huellas de tractores, con el corazón sangrante de júbilo presto a darlo todo por su Cultura  que brota de la libertad bien entendida y libre de pedantería.

12.12.21

Antonio Molina Medina