FEDERICO Y SU ANGUSTIA

 

Casa Museo Valderrubio-Granada

En una habitación oscura

mugrienta y destartalada

al comienzo de un guerra

un hombre solo y asolado

está sentado en una silla

junto a una pequeña mesa.

 

Una bombilla deslumbraba

sus ojos y sus miserias

con toda su pena a cuestas

consumido y con angustia

por la sangre a derramar

por la gente de su Vega.

 

Federico García Lorca

Pero señor, ¿que té he hecho?

¿Por qué tanta oscuridad?

¡Por qué tanto desatino

en esta tierra tan bella!

 

Qué es lo que hice de malo,

acaso el amar al hombre,

es por lo que se me hace esto,

por amar hasta el gitano

a su raza y su desdicha.

Que su pena es ya mi pena

y su cultura mi dicha

y su dolor mi infortunio.

 

                                                        Federico García Lorca

¡Dios! ¿Por qué esta locura?

¡Tanta intransigencia!

La injusticia que conmigo cometen

y también con los sin tierra

de corazones sin cieno.

 

Los pobres necesitan cultura

Necesitan de la tierra

“Lee y conducirás,

no leas y serás conducido”

Son palabras de una santa

que vivió en esta tierra.

 

Pobre juglar, tu vida cercenaron,

tus sueños los cortaron

los que a la libertad dicen servían

liberación llena de ira

por poseer la tierra que habitamos.

Sentado en una destartalada silla,

un hombre se prepara para la muerte

aquella muerte que le catapultó

al olimpo donde sólo están

los grandes hombres,

 

con la sangre fresca y nueva

la que tú por nosotros derramaste

para que fructificase sabia nueva

que perpetuase por la tierra.

Federico García Lorca

 

Tu soledad es parte de la nuestra.

Tu angustia forma parte de mi angustia.

Y tu grandeza es la que defendemos,

los mortales, con tus enseñanzas

a las generaciones venideras.

 

¡Cuánto poder tenía un solo hombre!

“Mucho café” insistía Queipo de Llano,

el criminal que dio  la orden fatídica

para cercenar la vida nueva,

la sangre derramada, roja y líquida

de Federico y su Granada,

la que con su bondad nos hizo libres.

Casa Museo de Federico García Lorca-Valderrubio-Granada

 

Su muerte fue tu propio renacer.

Hay que morir para poder existir

porque la muerte forma parte de la vida.

Su juventud es parte de la nuestra,

su soledad sentado en una silla

fundido quedaste Federico para

nuestra dicha.

Y tú muerte nuestra vida

como tu obra la de la humanidad,

porque vives, muriéndote

en tu sino, nuestro destino.

Antonio Molina Medina

20.06.21