AMOR

Los sables cortan el viento.
Suspiran las paredes.
Destellan los versos.
El agua de la Ría
se ríe por dentro
del caluroso metal.
Pulmones dorados
le hace estremecer
percutiendo en su cuerpo.


Antonio Molina Medina

REPLEXION DE SU PROPIO CORAZÓN

Desde un rincón escondido del frío del invierno, lleno de sueños   y dispuesto a luchar, deja atrás la generosa codicia.
Yo quisiera ofrecerte mis ojos, mi voz, mis sentidos. Que los sientas, que los sufras y que tus manos, unidoras de figuras, destellen y describan los relatos que mi mirada chispea entre cuartillas de grana. Un arduo trabajo te espera. Contigo es posible que la historia que se vea reflejada en tu gloria. Tu corazón será cómplice realizar, porque tú lo haces tuyo y lo compartes con la divinidad.


Después de domesticar la fiera, la bestia que en tu interior se hallaba, triunfó la razón. Tienes en tus manos el todo y la nada ¡Lánzate a los abismos compartidos, puede que allí encuentres la ilusión!
Este tren que te ofrezco es rápido e intranquilo, deseable y torpe, cuestionable y lacónico, lento de viajeros, de mercancía sublime, seguro y fiel.

Es verdad que para buscar la perfección sólo necesitas ir a la propia naturaleza… Pero algo le falta.
Ese toque. Ese espejo. Ese resplandor sólo posible cuando la luz del sol se posa sobre tu cuerpo, brotando cual manantial de fuego. Incrédulos, mis ojos se pierden con ella por los confines de la dicha…


Descubierto ya su corazón, calladamente su viaje comenzó, consciente de que ya no es cualquier señuelo al alcance de su mano, porque comienza a ser él mismo, arropado por la sombra de su estrella. Es verdad que sus ojos se consumen y que se desgastan enfermedad que le llamará a su propia muerte, pero seguirá mirando a la oscuridad.
No puede haber futuro ni vida en la tinieblas, el futuro y la vida está con ella… dentro de su adentro correosa cual fiera…
¿Cómo se despide uno para siempre de la mujer a la que ama sin dejarse la vida hecha jirones, llena de heridas incurables? No es posible dejar tu propia carne llena de sueños y pletórica se sangre cuando pones sobre la balanza sueños y cualidades. ¿Cómo puedo ser yo mismo el verdugo de mi propio cuerpo?

Quizás sea como un  pequeñito pajarillo que forma parte del paisaje sin miedo a cantarle a la vida con sus trinos… Melodías cuantiosas se notan estridentes, repletas de lujuriosas florecillas que manan de los campos de hierba jugosa, fresca en la primavera de una vida… su propia vida, que resumida brota cada primavera del verde pasto de su corazón.

Antonio Molina Medina

AMOR

¿Por qué la quieres?
Me preguntó la Luna en su noche clara.
Ella me sonríe y la miro a la cara.
¿ Por qué la amas?
Trepidante, la aurora reclama,
sólo me venzo al rocío de su mañana.
¿Al corazón se le piden explicaciones?
¡Qué fuerte es todo lo que le cuenta y sugiere!
¡Qué curioso y paradójico todo lo que acontece!

¿Por qué la amas? Inquirió la Luna al Sol
antes de ocultarse.
¿Acaso tú puedes vivir sin mí,
que velo tu noche floreciente?

¡Porque la quiere...!
¡Díselo a su corazón!
¡Pregúntaselo a su alma!
Ellos saben lo que presienten.
Él, pobre juglar, sólo sabe que la siente
como un aguijón incrustado en su vientre.

Porque su vida estaba de luces y sombras
de sombras y luces,
sin luna ni cielo,
sin sol que alumbrase.

Una cierta lumbre calentó su alma
despejo las dudas,
sofocó sus ansias
y se aposentó, cercana, en silencio
debajo su cama.
En noches en vela
salía de las sombras,
se acurrucaba en su almohada
y se hacía fuerte.
Le envolvía de calma,
de ilusión y vida,
por la que vive,
por la que se muere,
día a día, desde sus mañanas.


Antonio Molina Medina

SU ALMA NOS ACOMPAÑA

Federico estuvo contigo ¡El muy puñetero! Yo vi como se deslizaba por la sala y en cuerpo entero. Sigiloso nos miraba y yo observe que su cara era la que me protege, incluso desde mi almohada junto a su risa y me dijo:

¡Qué calor brotó en su noche!
¡Qué dolor sintió su alma!
Su, corazón, zozobra ante todo el poderío que su sombra nos regaba.
¡Cómo se mecían los mimbres!
¡Qué cerquita estaba el agua!
Y él, solo y voluptuoso con ansia, solo miraba…, la minaba. Federico le da vida. ¡Nos abrazaba su cuerpo al borde de la mañana!
Suspiros… sólo suspiros, brotaban desde su casa. Son los pasos de Bernarda la que corría por la estancia. Sus hijas la acompañaban, con el calor de la noche, noche nochera del alma. Mientras el Romano habla. Sueños de agua y fuego se conmueven entre lágrimas, la Luna nos alumbraba. Y yo miraba su cara junto al yunque de la fragua, donde nacían sonidos huidos de un corazón, envuelto en lino y estraza.


Antonio Molina Medina

CAMINA

Hace ya tiempo que escogió un camino lleno de espinas entre zarzales resecos, cuyos aguijones mortifican su cuerpo. Nada le hará cambiar. Dejar que los sentimientos se deslicen por el manantial de las montañas, hacen posible que nos sintamos útiles y al servicio de un mundo que ha perdido el rumbo y el interés.
Cuando los ríos siguen su curso sin descanso, pasan los siglos y solo me queda decir que la libertad bien entendida es lo más sagrado que un ser humano pueda conseguir... Libertad sin cuentagotas.
Amando todo lo que se mueve en la sabana. Como bien dijo  WHITMAN:
“El corazón de los hombres y de las mujeres es todo amor.
Sólo el del amor; el del amor que teje, encierra y se difunde por doquier.”


Antonio Molina Medina

SU FUERZA

La cárcel celeste de tu cielo
no la mejoran ni el mar, ni las olas de tu viento.
La niebla me cubría el pensamiento
hasta que el buen tiempo me liberó de tal evento.
Limpio mi corazón de tantas impurezas
y a tumba abierta se alejó de estercolero.
Con las alas que tus manos me ofrecen
será cual gavilán cuya alma merece.
Volaremos juntos de noche y de día
por los caminos, empedrados de vida,
dúctiles y maleables como la fiel arcilla.
En la cárcel de tu cielo me acomodo
y me salva inoculada preñada de luz divina,
producto de la candela que alumbra tu cocina

para comernos juntos, como el trigo y la harina.

Antonio Molina Medina

QUIERE VIVIR

LA VIDA ES PARA VIVIR LA Y
EL QUE NO LO ENTIENDA ASÍ,
ESTA MUY EQUIVOCADO...
EQUIVOCADO, EQUIVOCADO...,
ASI SERÁ LA MUERTE QUE NOS LLEGUE Y
NOS SORPRENDA SU CAUSA Y SU DESTINO.
AUNQUE SIN TINO MI ALMA SE
MECE ENTRE CONVULSIONES Y
PERICIAS Y LA JALEO,
YO LA HAGO PLACENTERA,
CONFÍO EN ELLA MÁS QUE EN SU MATERIA,
DE AHÍ LAS GANAS DE SENTIRME VIVO Y
COMPLACIENTE.
SÓLO EL AMOR MUEVE MIS REMOS Y
MI LOCURA SE HACE MÁS
SUBLIME Y COMPLACIENTE.

Antonio Molina Medina

LA LUZ

Cuando la luz se aparece entre las sombras,
el corazón retumba... sólo retumba,
y brioso se pone trajes nuevos,
zapatos de charol y buen sobrero.
Algo se mueve inconmensurablemente,
junto al bello cino de oro que el cielo
te manda presuroso, mezcla de amor,
mezcla de sueños.
Pletórico de sangre, negra, verde...,
en tu agua cristalina él se envuelve.
Se arrancaría el corazón para ofrecerlo;
para ofrecértelo mujer, serena y firme.
Y ponerme ante tus pies humildemente.
Sólo para quererte amor.
Sólo para amarte mi bien
eternamente siempre.

Antonio Molina Medina


TIEMPO…

Ha creado el tiempo
dentro de su propio tiempo
escribiendo lo que del
corazón le brota sin ordenes.
Es producto de su arrojo
involucrándose,
diluyéndose,
en su verdad
incuestionable,
como lo hace el viento,
la lluvia
y el silencio,
con un ciempiés
como herramienta.

Antonio Molina Medina

LIBERTAD

Imagen cedida por Mercedes Benitez Torres
Una cascada de fuego le salpicaba la cara. Crujían las llamas, coloreando la estancia. Como un soplo, como un suspiro, sus partículas le atrapan, le trasportan en bocanadas que se llenan de hojarascas. El humo le envuelve, mientras los niños contemplan. El payaso les acompaña, se sonríe, ríe, llora, canta convirtiendo su risa en pura carcajada. El cielo lo atraviesan los bramidos. Bella estampa. Mar y cielo. Tierra y fragua. Almas unidas. Señal de esperanza.

El caballo vuela, libre en la mañana. Cuerpos que se funden. Manos que se atrapan. En sus soledades brota la esperanza. El fuego domina la tierra soñada, exonera sus vidas. Del amor… la calma.

De sueños concebidos en la vieja fragua, forjadora se quimeras, se apropia de el alma con la que transita. Con martillo y yunque. De ascuas, llama renovada. Atronar de Duendes, Gnomos, Hadas… Sueños de mujer. Querubín entre ascuas.

Antonio Molina Medina