YA NO SE SI EXISTO

 

Ciudad de Orduña-Bizkaia

Querida amiga, así me siento…

Tenemos un país que no nos lo merecemos: Fauna, mares, playas, rincones de ensueño, legados de antaño y un cielo abierto.

Pero es bueno recordar lo mucho leído y degustado.

Y no aprendemos: Somos un pueblo mal educado ya que no valoramos ni lo que tenemos.

Un día, fue reinos de taifas dominado por la fuerza a este pueblo inacabado. Todos queremos ser jefes. El capitalismo nos ha azotado la mente… Y como consecuencia lo primordial es el Becerro de oro…

Ciudad de Orduña-Bizkaia

Y ¡qué curioso! Será la edad donde las neuronas aún nacen limpias y no toleran las perversas ideas. Y después de ver y escuchar la  jauría de lobos hambrientos de cadáveres en el parlamento de un país de las mil y una noches… ¿Que te voy a decir?  Donde solo importa todo, menos las vidas humanas…

¡Poder, poder, poder! Pero para destruir al débil y humillarle, y dejarle sin sustento y en la calle sin techo.

 

Y a los ancianos los meten en covachas para eliminarnos como ellos saben…

Otra vez la miseria, el hambre, y las enfermedades que, sibilinas, las comparo con las de mi edad temprana en una posguerra. Después de una guerra maldita.

 

Pero volverán a volar las golondrinas sobre las cabezas humanas, y las recibiremos entre el júbilo y la ilusión de nuestros primeros años …

Primeros años ... donde se perdieron los besos y caricias que nos interrumpieron aquellos que hoy callan y se ocultan en las catacumbas esperando recoger las sobras... Unas mentes profundamente inútiles a una sociedad, que solo están disponibles entre sacos de dineros; aunque en ellos estén los males de nuestra mente y el deterioro de nuestras ilusiones.

 

Ciudad de Orduña-Bizkaia

Salir de ese mundo fue uno de mi cometido. Y dejar de soñar en cosas vanas e inservibles, y  la razón, a la sazón, entró en mi morada, ya que expulse de ella las cosas superfluas y dañinas que enturbiaban mi mente y dejaban al corazón expuesto a la corriente de los seres malignos y soeces que solo buscan ser como ellos mismos;  los que solo dejan cadáveres por los caminos.

Hoy… Y no antiguos: Se vuelven a amontonar cuerpos de los ancianos que un día levantaron a un país…

Y en ese parlamento volvieron a dejarlos en las cunetas.

Ciudad de Orduña-Bizkaia

Incluso seres a los que les siguen importando más el buen vivir y sus ideologías… mientras los ancianos siguen muriendo, y las cunetas y valles de esta tierra siguen repletos de cadáveres. En un País donde ya, a pocos interesa nada, ¡y menos recordar a aquellos que lo levantaron después de una guerra fratricida!

07.05.20

Antonio Molina Medina