Lucía Molina Martín... Mi nieta. |
No
me arrepiento de nada de lo hecho por la gente,
pero
llega un momento en que también se necesita
que
te digan un te quiero...
La
soledad es una mala compañera y da rabia que
nadie
se acuerde de la nada, ni de ella.
Nos
hacemos mayores yo quizás me hago niño,
mejor
así, no entiendo a los mayores, ni quiero
vivir
en ese mundo, podrido y absurdo del que
he
salido, gracias a mi dolor ya no tengo débitos.
Estoy
instalado en una burbuja de seda fina
compartiendo
con gentes que aman las cosas
bellas
y no la suciedad que le inculcaron
compartiendo
su vivir con seres que se
dejan
querer con amistad sincera.
Yo,
ya, a donde voy, quizás ya venga del
regreso
de, una vida mal vivida,
la
procesión está en nuestras vidas
y
pasa, pero se instaló en su vivir.
Hoy
ya puedo mandar a los vivos a las
sombras
y quedarme con aquellos que
recuerdo,
que son, aunque lamentos me
recuerden,
los que me hacen vivir
eternamente
por su amor y su vivir y
el
cariño que manaban de ellos.
Ya
lo siento mujer hace tiempo que
ya
no se escribir, sin que aparezca en
mis
renglones, la primavera y los seres
queridos
que se fueron, los que viven
no
se enteran de que la vida
se
nos acaba y después nada...
La
nada nos espera. Yo la conozco era
mi
compañera y la mande de una galleta
a
hacer puñetas.
Y
el otoño se escondió era una quimera
y
el invierno se asustó de mí y
se
deslizo por la empinada ladera.
Tu
escultura y su figura,
que
con tu nombre tú elevas.
Forman
una poesía,
con
Federico en la tierra.
Después
de la amigable charla en la
![]() |
Unión de sangres entre sus manos...nieta y abuelo. |
Murmura
el aire, le arrastra, le impulsa.
le
atenaza en la mañana,
en
el tren que lo transporta
le
atrapa el paisaje, sombras y contrastes
de
vinos y rosas de sueños celestes
de
su cielo, aún brota la luna, de estrellas
su
cara, sus ojos, la luz que ilumina…
Los
raíles trasportan, la fuerza que los une
del
tren su potencia, su peso su fibra
mientras
se desliza encuentra sus ojos
suena
su sonrisa, el viento y su brisa.
Como
corderillo que ríe que llora
que
gime entre sueños, que busca
la
luz que ilumina. La brasa y la brisa
sienten
el calor que su vida irradia.
Él
busca su apoyo del cuerpo su energía,
de
su espíritu la calma de su vivir su alegría.
03.10.21
2008
Antonio Molina Medina