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Sinovas-Pedaía de Aranda de Duero. |
Se
durmió en un profundo sueño y los duendes merodeaban por su mente azuzando a
los cobijados e imborrables sentimientos a pesar de la distancia y del vacío de
su ausencia.
No se percató de que su mente volaba, buscando el placer de los
pasos recorriendo por sus verdes campos y pinares en su tiempo. Y se apeó desde
una nube de azúcar en la que estaba su cuerpo sin licencia para ello.
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Sinovas-Pedaía de Aranda de Duero. |
Y se cruzó con una mole de hierro y de grandes ruedas. Y le saludo ese tractor, ya que desierta y escultórica estaba la mañana en la pradera, y las cosechas emergen desde el fondo de su conciencia. Hoy, incapaz de catapultarse entre seres que dejan ese frente inservible que enmudece a la condición humana con palabras e imágenes que, postradas y anidadas, prenden de su propia razón entristecida y resuelta.
Mientras, la imagen de Sinovas sigue existiendo entre nubes
blancas de incienso que se instalan en mi imaginación. Formando parte de la
Naturaleza con la visión de las torres de su iglesia como así, la formo yo.
A paso lento me adentro en la hondura del pinar con la expresión
taimada, recreando mis sentidos, contemplando las sombras que deja la
luna que aún adormece entre nubes blancas que se van disipando por la
aparición de la claridad de su amanecida.
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Sinovas-Pedaía de Aranda de Duero. |
Se mueve mi cuello para posar mis ojos en los poblados campos de cepas recién podadas, ya que la primavera no se cuestiona un año más el asomar su hermoso rostro, adecentando las ramas de los árboles para dejar posar los nidos de pájaros agradables, y sintiendo el ruido silencioso del llanto de las viñas predise poniéndolas con sus lágrimas a ese retoñar, año tras año, provocando que de sus verdes ramas broten los manojos de granos de sus cosechas.
Cabizbajo, caminando sus pasos y oteando el
horizonte, observa a los tractores recorren los caminos ya sin personas
que los dirijan, ya que la mano del ser humano deja de ser de utilidad en
un nuevo mundo donde lo real desaparece y queda la metáfora sedienta de granos
de cereales y racimos de uvas dispuestas a brindar sin odios ni, semillas
que las seduzcan, a dejar de realizar las que entre los surcos dejaron sus
huellas realizadas sus ancestros.
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Sinovas-Pedaía de Aranda de Duero. |
Te acomodas entre los círculos de pinos caídos por los años,
cuya verdad pudo con ellos, que no se cuestionan ni planifican su
futuro, ni los nidos quedaron en el olvido, que los nuevos pájaros
cantores nos reciben, y las ardillas escalan troncos añosos, gigantes de
amabilidad a pesar del ingrato y deshumanizado mundo en el que vivimos donde la
NATURALEZA se destruye entre extendidos caprichos distendidos por la mano del
que cruje los latidos.
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Sinovas-Pedaía de Aranda de Duero. |
Sintió que alguien le agitaba y solo dejo una franca sonrisa para decirle con cariño:
-Estaba soñando, lejos de mi refugio.
02.04.22
Antonio Molina Medina