"ABRÍ LA PERLA"

 

El Cobre Algeciras

Y tú puerta, la de ese corazón que, aún en tinieblas, se apega a tu costado y deja caer sus letras... Las que, enjutas y viables, certeras y fieras, siguen acompañándonos. Se deslizan por los, por los labios, por su cuerpo, por su alma... por su tronco y por su savia.

Hoy luce el perfil de su cuerpo y atiza la candela y el calor se precipita a lo más hondo del bosque, a lo profundo de su sima, donde aún canta la cigarra, y la hormiga porta el grano. Y los cielos se serenan dejando caer de ellos savia nueva: tus sentidos algodonados, dejándonos participar en ellos.

Antonio Molina Medina

09.02.19

CASTILLA Y ELLA

 

Sinovas. Pedanía de Aranda de Duero

Así es. Quizás los luceros de la noche se percaten de su presencia y aticen con fuerza las llamas de un corazón que se regenera y se hace de sueños, por esa inmensa pradera donde las viñas relucen, aun sin sol que las alimente.

 

Sinovas. Pedanía de Aranda de Duero

Plácida era la mañana y los pájaros revoloteaban a mi alrededor. Y otros desde el aire, con la cabeza mirando a la estepa, decididos a deslizarse sobre su presa para alimentarse. Mientras, mis sentidos volaban con ellos a ese lugar donde sentí la fuerza del viento en mi rostro y las azucenas se dejaban coger, aun fuera de ese tu invernadero.

 

Sinovas. Pedanía de Aranda de Duero

Cuánto sentimiento, se escapa hoy de mi costado y cuánto murmullo se aprecia en mi alma, al reconocer esas pisadas que aun suenan por los senderos, cercanos a los pasillos donde las dulces parras se miran y se confunden entre mis sentidos, buscando… ¡buscándote! entre alaridos de sueños…, entre los frutales del tiempo.

Sinovas. Pedanía de Aranda de Duero

Como una jaculatoria de sentimientos, voy pasando, piedra a piedra, el rosario de mi vida, y siente, y se siente, catapultado su cuerpo a otro destino y deja al descubierto lo humano y lo sentido, donde el corazón asiente tus pasos por la campiña de esa tierra que no olvido. Esa tierra que tira de mi cuerpo hasta depositarlo entre los prados y viñedos.

Antonio Molina Medina

MIRADAS

Sinovas pedanía de Aranda de Duero.

 

Miradas furtivas.

Miradas lascivas.

Miradas que sueñan.

Miradas que atronar hacen,

al paso de los sentimientos que

se dilatan y hacen fértiles como

la tierra que riega tu cuerpo.

Y lo hace fértil y limpio de maleza. 

Y llena de sueños. Adorando la palmera

cuyos dátiles dulcifican mi boca y 

me trasplantan más allá de las estrellas.

Antonio Molina Medina

18.11.19

CAMPOS DE CEPAS TIERRA DE LABRANZA. SINOVAS

 

Sinovas pedanía de Aranda de Duero.

Gentes que se nutren entre luces y escarcha, junto a rústicos colores. El sol, repleto de sustancias, calcina como ascuas sus rudos rostros, preñados de almas, de legados de seres, de madres que depositaron en ellos sus sustancias.

 

Sinovas pedanía de Aranda de Duero

Tierra de cepas y de animales que braman, y de cielos poblados de ánimas donde se refleja la sabia que almacena lo lejano y cercano; junto a ríos de agua de sublime concordia, símbolo de compendios de cuerpos y terrones que se descuelgan “imparables” e incomparables de cariño y amor que sustente nuestra piel, inseminando la cultura del campo, hoy sin alas. Dejando al descubierto campañas que fueron guerras y extravíos; ciudades amargas, arroyos evasivos, baluarte de sus aguas, donde, de su angostura, fluye y se desbocan bocanadas de amor y de Duendes que cruzan la cerca, dejando las huellas de ovejas preñadas que acuden al bosque, donde mecen sus ramas los nogales y pinares, y álamos y almendros con su dura cáscara.

 

Sinovas pedanía de Aranda de Duero

La tierra se puebla de nueva fauna, de campos de suave fragancia, entre las olas, donde se perfilan espigas doradas. Sudorosa, siembra desde las mañanas. Mientras, los chopos blandean al viento sus ramas frescas y pacíficas entre la pradera plagada de forzados ciervos, que saltan y braman en el oasis de sublimes auroras, después de la escarcha. Y las aves se revuelven y revolotean, y se apropian del silencio y lo hacen música sagrada. Un murmullo del viento, entre el pentagrama de mis pensamientos de gélidos y mullidos de gemidos nuevos que siento por dentro ya… sin miedos.

 

Sinovas pedanía de Aranda de Duero

 El Águila planea buscando, rebuscando entre la yerba, con avidez su sustento y la Garza se fortalece entre los arroyos y cañaverales de la pedanía y esconde su cuerpo entre ellos, dejando sus pisadas por la frecuente humedad de sus orillas. El espíritu vuela y se deja notar, dejando al descubierto el bien y el mal de seres que aún viven de lo que sembraron, siembran y de lo que sembraran.

 

Sinovas pedanía de Aranda de Duero

La nave del tiempo se posó entre las espigas de afiladas puntas las que protegen el grano de cebada y trigo, de avena y soja. Entre girasoles, que giran sus cuerpos buscando la calor del astro fecundo que ennegrecen sus granos. Sus dorados campos se mecen entre mis manos, mientras el tiempo, en su despertar, azota mi cuerpo y deja mi alma aún por descubrir, ya que busca la paz y lucha consciente en distintos prados, en distintas guerras, donde los humanos perdieron sus haces de mieles y estrellas.         

 

Sinovas pedanía de Aranda de Duero

Hoy se siente emigrante de sueños y estrellas, de fértiles tierras, de ramos de vida de dorados granos dejando a charlatanes que sigan su rumbo-sin rumbo. Ellos, que surten los caminos hoy sin dejar huella y espolean los caminos antiguos y nuevos, para fustigarlos en nombre de su libertad.             

 

Sinovas pedanía de Aranda de Duero

Yo sigo pisadas antiguas que nos dejaron aquellos que exploraron los campos y curtieron la tierra, vivieron en  cabañas de troncos y paja, de hojas de palmera.             

Salvajes mentiras dejaron mis zapatos embridando los caminos, compartiendo su tránsito con tramperos y agricultores, mineros y contrabandistas, y pescadores, hoy, sin barcos. Hornos de carbón donde la materia se quema, en sus corazones, en lejanos montes. Tierra que abrazaba a los allegados a los que formaron una gran nación.

 
Sinovas pedanía de Aranda de Duero

Desde la lejanía, en lugares remotos, entre artesanos jóvenes y expertos, tímidos ancianos y mujeres y niños. Jóvenes cansados flotan por el mundo con su emigración, buscando entre tierras, hoy con alambradas, una migaja de amistad. Descubriendo personas en las que aún se acumulan briznas de vida; nobles, seres que aturden entre su fiera y sibilina actitud, donde la ofensa se paga con el hablar.                       

 

Con desparpajo, sortearon señuelos; se aferraron a las musas, al sonido de la música, al compás de las palabras, al entusiasmo de sus obras por su motivación.

 

Sinovas pedanía de Aranda de Duero

Mujeres y hombres entre poblaciones que fluyen entre los campos cargados de mieses. Poblando bellas campiñas cubiertas de pasos, de pisadas que hablan… que nos hablan y dejan, cuando caminamos, su sonrisa engarzada en viñedos enramados, donde cuelgan los ramos negros o dorados, y la sonrisa fluye de su campanario donde todos la oyen. Es el vocabulario con el que se entienden los seres de ahora, entre las voces de seres humanos. Mientras los campos florecen y vuelan los pájaros hasta el campanario de la bella ermita, que place sus años entre las corrientes de voces aladas que sustentan sus muros desde su alborada, y luchan contra la muerte y, luchan contra el olvido. La vida persiste buscando el sendero donde los hermanos buscan su aposento. Cierto amigos.

 La vida es un texto, que alguien nos ha escrito y dicen… que lo hizo, antes de nacer.

23/03/18  

Antonio Molina Medina

EL TIEMPO

 

La Chorrera. Río de la Miel. El Cobre. Algeciras.


Un día te despiertas de un sueño. Te desperezas y miras al horizonte. Te sonríes contemplando todo lo que te rodea y suspiras prolongadamente porque has dejado atrás un sueño complaciente. Sigues caminando por la vereda estrecha. Tus pisadas son firmes y seguras, certeros los pasos que marcan el camino andado. Son las neuronas de tu cerebro el que no para de dar reflejos.

 

Sinovas pedanía de Aranda de Duero. 

Tratas de aferrarte a un nuevo sueño, pero el cielo se oscurece, se agrieta en el intento. Tu cuerpo se aferra a su tiempo capaz de los mayores sacrificios, de buenas nuevas aun sufrimiento.

 

Sinovas pedanís de Aranda de Duero.

Te miras en las ascuas de la hoguera y saltan de sus brasas nuevos tiempos. Se acumula la ceniza blanquecina, señales inequívocas del lugar donde te encuentras al borde de su existencia, pero has formado parte de tu tiempo con la gente guapa que contemplas, te sonríe y sueña.

 

Valderrubio Casa Museo de Federico García Lorca..Granada

¡Qué noble era mi gente

cuando aventaban

el trigo en la era,

con el cielo reluciente!

 

06/11/13

Antonio Molina Medina

LAMENTO DE CAMPANAS

 

Sinovas Pedanía de -Aranda de Duero-

Desde las praderas de su Castilla,

contemplo los pájaros en libertad y

me hago silencio. Me incita su viento,

mi cuerpo se hace hoja, tallo, tierra

barro, luz y sueño, junto a los abetos

junto a los pinos añejos, contando los aros,

los años de su larga vida sembrados en

sus campos que atrapan mi cuerpo. Y

me sonrío y cierro los ojos, siento sus lamentos,

y me acoplo a su cuerpo, cuerpo dolorido

para desprender mente y cuerpo.

Y me hago materia con ellos, ya que son

el alimento que siempre encuentro

entre las hojas, del tiempo y de libros que me

hablan de ellos. Pero la noche no ceja en su empeño

Y la oscuridad nos envuelve de nuevo

para llevarse entre lágrimas a aquellos

que tanto queremos. No somos diferentes,

vivimos entre pastores, formamos parte del paisaje

y nos congratulamos en ellos.

Hoy la muerte nos indica que somos igual que ellos.

Luce la claridad en su pedanía.

Una vez más un lucero secundara nuestra sombra

en lo más alto del cielo, que brillara con luz

en nuestra mente… nuestros sueños.

23/01/17

Antonio Molina Medina

 

PASA EL TIEMPO

 

Orduña-Bizkaia.

El mejor regalo para mi alma…

Algo chorrea de entre las piedras de los ríos,

quizás sea el agua fresca con la que cubre

su cuerpo, cada vez que se acerca a los

parajes de antaño; a las aguas manantial

que regaban a mis antiguos. Yo les acompañaba

sediento de poder pagarles lo que hacían,

complacidos, para regar nuestro huerto.

El calor aprieta en su cuerpo y la sal se desprende

lentamente de su alberca, hoy llena de surcos añosos;

de silfos y duendes dentro de una añeja gramola con

su aguja de acero la que retiene sus nobles melodías.

Son palabras que de su corazón provienen,

entre la sangre de sus versos, entre la luz de la candela,

cuyos troncos se hacen ascuas y polvo

de los caminos mi querida amiga y compañera.

07/10/16

Antonio Molina Medina

 

ENTRE EL NEGRO Y BLANCO GRANO DE BACO… SINOVAS.

 

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero.

Descansaba mi cuerpo en cabaña de adobe y brezo… y los pájaros, desde sus altas ramas de pino y ciruelo, despertaron mi sueño ante el jolgorio trepidante que protagonizaron con sus trinos; música de luces y plegarias del cielo que, por las rendijas de las ventanas, penetraban estridentes y fluidas aclamando los arrestos de una nueva y calurosa amanecida. Y los hermosos rayos de la alborada, como forma de despertarnos, confesándose los restos del sueño.

La mente comienza a dejarnos las ventanas libres de ataduras y solo al asomarse a los campos se posa en las ideas la necesidad de salir a caminar por la estepa repleta de viñedos y rastrojos, donde antes posaban las espigas brillantes de trigales y cereales de todo tipo y condición.

 

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero.

Repican los tañidos de la campana de la iglesia de su pedanía, y las palomas se desprenden del milenario pórtico que, cual pedestal del tiempo, me hace virar la mirada, hoy ensoñada, por los caminos a recorrer por los prados que mi vista contempla.   

Hoy cambio de opciones y dejó a un lado las vías del tren y el asfalto de la carretera para caminar, hacia el puente de su menudo rio, que nos lleva al monte San Bartolomé, no antes de encontrarme, en su aparición fortuita, el rebaño de ovejas con su pastor encabezando el cortejo y rodeado de dos perros que se acercan y me saludan. Saludos y una pequeña charla antes de cruzar la carretera en dirección al puente del pequeño río.

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero.


Ya mi vista se percata de un montón de alpacas que me seducen los ojos. Y poso en ellas la mirada para traerlas a la fuente donde deposito mis energías.

El polvo del camino se precipita en tres caminos de tractores y, hoy, dejo el de la derecha y el del centro que van a Aranda y San Bartolomé, para dirigir mis pasos por el de la izquierda, por el que comienzan a merodear las viñas que, alegres y repletas de frutos, se alzan ante mis ojos que se despejan y sonríen a pesar del azote de los rayos del astro sol mañanero.

 

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero.


El camino de desdobla ante mis pasos y mis pies se dejan fluir ahora por la senda de la derecha, buscando anchar los dominios de los viñedos que, poco a poco, se amplían y me incitan a seguir caminando buscando el nuevo alto del caminante, donde se posa mi vista… a derecha e izquierda braman las cepas repletas de jarras de buen vino entre sus hojas verdes aun las que cubren sus granos.

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero.


Giro mi cuerpo y observó que la pedanía queda ya muy lejana a mi visión y me doy cuenta de que tu cuerpo y mente y sentidos, están siendo dominados por la propia naturaleza y me hago cuerpo y alma, y se desfoga mi cuerpo y me confundes sin  darte cuenta de que ya formas parte del paisaje; estas clavándote como una estaca, que ya verdea, y  tus pies se dejan placer cual virtud serena que encauza tus sentidos. O serían los ancianos y sabios ‘Ucalegón’ o ‘Antenon’ que, desde la cumbre, me estimulan con su sublime sabiduría a seguir alejándome del dolor y las necias palabras de los hombres… ya que el espíritu de los jóvenes humanos  es olvidadizo y voluble… Y a los ancianos les prioriza su propia experiencia y obran con equidad… Mientras los árboles que rozan los viñedos me dan sombra y frescor.

 2

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero.

Y sigo caminando buscando recorrer ese vado hasta la próxima pendiente esperando ese final del camino y esa fortuna de poder ser…. ¡cepa y racimo y hojas! ¡y meteoro…!  En la explanada consciente de esos sueños en que, cuanto más te alejas entre los verdes racimos y verdes trochas, tu mente se posa incansablemente entre los viñedos, quedando tu cuerpo y tu mente prisioneros de tus propias ilusiones, de aquellos sueños que un día te ofrecieron los dioses del olimpo… Zeus vino a por mí para que fuese a recorrer los viñedos a rescatar sus recuerdos. Y Aquiles, a que fortaleciera mi corazón, con la velocidad en mis andares.

 

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero.


Las lomas quedan tras de mí y decido dar por terminado mi camino para volver al lugar donde comencé mi aventura y veo como los racimos de uvas, unas blancas y otras negras, se adelantan a sus troncos para darme ese saludo afectuoso que, sin cautelas me ofrecen… La cigüeña me observa de lejos, y los conejos se precipitan entre los rastrojos, y los corzos se dejan ver en la oscuridad de las choperas.


Los caminos y carreteras para tractores cubren mis pies de polvo y hojarasca… deteniendo mi pasado cuerpo para explorar que el camino sigue, y la distancia hace más viable que dé media vuelta y vuelva al lugar de partida.

 

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero.


Se percibe la calma de los viñedos y, entre sus calles, se vislumbran granos blancos y racimos negros… Y entre los rayos del sol; Dioniso hijo de Zeus y Sémele  el famoso dios del vino más conocido como el dios Baco, me sonríe. Y me fortalece su mirada. Y me aúpa a esa nube ácida y dulce que brotara de sus bodegas que protegen y engalanan  esta tierra de viñedos y cereales por la que camino degustando con la mirada y olfato, cual Sancho panza al lado de mi señor don Quijote de la Mancha, el de la caprichosa tierra de Castilla entre lomas sedentarias y campos de labranza.

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero.

Las piedras saltan a mis pisadas y el calor hace que surcan por mi rostro gotitas de sudor que, lentamente, manan por la comisura de mi frente deslizándose hasta el saliente de mis labios donde las atrapa mi lengua.

La brisa sigue dejando que mis pasos sigan buscando en lo desconocido el impalpable momento en  que mi alma detecta entre viñas, y tierra fértil, y caminos que me guían a la pedanía, cuya campana no se olvida de marcar las horas, y los cuartos, y las medias. A pesar de la distancia, el sonido deja placer sus golpes de bronce y participar junto al aire, que el tiempo no se detiene ni se posa en ningún tronco añoso repleto de racimos de uvas.

Sinovas-Pedanía de Aranda de Duero.

Caminas por las cortas calles, donde el silencio de una pandemia nos indica que siempre somos cautivos de la Naturaleza, ya que ella cuando se escandaliza… se defiende… y nos lleva al precipicio de la nada, a los humanos que la queremos eliminar.

19.09.20

Antonio Molina Medina

HOLA CORAZÓN

La Señora...Cascada del río de la Miel. El Cobre.Algeciras

 

Estoy aquí. Así es. Y seguiré estando hasta que tú decidas otra cosa. Me detengo y pienso y sonrío y mi corazón se agita junto a los recuerdos, y que mi rostro se escurre a los lados, imponiéndose las arrugas de su piel que, hacen sentirme más cerca del final del camino. Pero eso no me preocupa ni me hace daño, ya que sentirte dentro de mi como un diminuto jilguero, de muchos colores, hace que mi mente vuele con él a los confines de sus praderas respirando el mismo aire, la misma brisa mañanera que nos hace tan reales y con tanta fuerza que sería capaz de, trozo a trozo, grano a grano, mover  esa montaña de sueños que mi alma alcanza  solo por sentir sus latidos a su lado y poder:

 

Mirar tus ojos, tu boca

Sentirme pájaro herido.

Para aferrarme a tus alas

Hasta quedarme dormido.

 

Hay momentos que mi calma se desfoga intentando recorrer los caminos y veredas hasta llegar al final del camino, para sentirme seguro sinceramente arropado por la luz de tu desprendes, por el candor de tu alma. Por todo lo que soñamos, que da alas a mi cuerpo y desbarata mis males con la brisa de tus vientos, cual chispa se hacen montañas de fuego, ríos interminables capaces de seducir al ser en sus soledades.

 

Cascada de la garanta del Capitán..Los Barrios.

Limpia tus ojos y bebes de la fuente de la vida, de esa agua bendita que libaba cuando niño, correteando los campos, inducido por los aires de su añeja Andalucía.

 

Hoy por la añeja Castilla, recogiendo con mis ojos el lugar donde tu miras, donde tus ojos posando en los ‘marjales’ de antaño, que siguen cursos de gloria entre amasijos de granos, repletos sacos de trigo y cebada para el ganado…

 

Río de la Miel. El Cobre. Algeciras.



Hoy luce el sol y veo sus ojos más alegres más soñadores más humanos. Mis dedos vibran entre el brillo de las letras donde revolotean sus dedos y él pobre mortal, se aferra solo a sus manos, porque su rostro sonríe despejado de matojos viendo el paisaje añorado.

 

Corazón…, corazón… Deja ya de soñar, que los sueños son de otros y las veletas, las mueve el viento. Ellas se dejan llevar complacidas por la brisa, lo mismo que hasta el corazón se separa de su cuerpo y vuela que te revuela por impulso de los vientos que vibran desde su boca, cada vez que respira, dando luz a sus momentos.

 


El Chorro. Chorrosquina. El Cobre. Algeciras..

Sin… siquiera verte.

Mirarte a los ojos,

sentir tu mirada,

ahogarme entre lágrimas,

para así, colarme

dentro de tu mirada.

Si amar es pecado,

yo seré pecador hasta que

me falte el aire, y mi cuerpo

se esconda entre el cielo y

la tierra, enterrado en su valle.

Antonio Molina Medina

06/07/16