SENTIR

Y el corazón ensartado con agujas
de seda hilvanadas, con la cera de abejas,
con la luz que desprende los
silencios acuáticos.
Los astros se reflejan en el propio llanto.
Mientras el sol alumbre y la rosa florezca
el olor de sus pétalos le enturbien la mente
y le haga su fiel compañero.
Nunca se cosera la boca
ni los trapos añosos que cubren su figura,
dejaran de sufrir aunque sea
entre luces, compartiendo la fuente
de agua limpia y trasparente.
Antonio Molina Medina

17/09/14