"Hasta el alba de tus ojos"

 Sinovas Pedanía de Aranda de Duero

"Hasta el alba de tus ojos"

De los que su flujo penetra en mi pensamiento

Y se desliza, cual afluente, por la piel de mis desvelos.

Y sueño con tu corazón, ya que sufre hoy sin cielo.

Ya retumban las campanas y sus tañidos son de silencio.

Doblan hoy por mi alma y mi cuerpo se estremece

con su llanto, y su dolor repercute en lo profundo

del sueño.

Mucha fuerza a ese corazón que suena

a campos de trigo y espigas que nos alimentan

con su harina, la que brota de tus sentimientos.

Antonio Molina Medina

ORDUÑA-2


Ciudad de Orduña. Bizkaia
Y su mente se paseaba por las calles de su ciudad mientras los menudos rayos de claridad que el sol nos mandaba, al término de su ocaso, daba paso a la oscuridad que se apropiaba de nuestras pisadas, recorriendo los pasos, detrás de las tumbas de seres que se iban, entre ataúdes de roble y encina, entre sus aldeanos.

La luna alumbraba mis pasos y su blancura era de plata: sobria y poderosa. Nos cedía su luz que, hasta los tejados de los caseríos, reflejaban su paz, junto a sus gentes de antaño  que silenciosamente despedían la noche triste y perezosa. La procesión de cuerpos, se iban alejando entre los sonidos del txistu y tamboril por las calles de la ciudad. Y sus voces y lágrimas se perdían entre la música sacra que nos incitaba a bajar la cabeza. Y a cada golpe que el cuero recibía, se filtraba el sonido que penetraba hasta el corazón y mis sentidos agitaban mi mente, dejando al descubierto las miserias de mi cuerpo.


Ciudad de Orduña. Bizkaia

Mientras, cuerpos, manos y cerebros humanos, seguían en silencio la marcha del cortejo camino del nuevo caserío, donde se juntan cuerpos olvidados, esperando el regreso de los que le acompañaran sin ningún tipo de pertrechos. Mientras, ella se conformaba, ya que pronto recibiría su consuelo: ¡El de toda una vida!  ¡El que movió sus sueños... El que los hizo ciertos!

 
La noche nochera se cuela entre sonidos de txistu y el tamboril; redobla con los impulsos del sueño pasado, y nos hace vibrar. Sin luces que nos dé esa claridad del fuego y las llamas que engrandecieron sus almas. Mientras, el féretro de ella, la que se adelantó a la eterna muerte para despejar con su osadía el camino marcado con pasos añosos; el que seguirá su amor de verano y de invierno ¡y el de todos sus años!


Ciudad de Orduña. Bizkaia

 Mientras un fantasma recorre la ciudad con su señal fatídica, llevando su emblema y su última estrella que se duele de ser de esta vida. Y el cielo se abre, y recibe a su estrella. Ella lo esperaba, lo necesitaba… ¡él era su estrella! Y traspasaron la última frontera. El rostro de una madre fue la luz de sus velas. Ella le sonríe y se abraza a su estrella, que luce en el cielo sonriente y nueva.

 Y la noche de pasos y cuerpos y féretros se quedan sin ella.

Un nuevo caserío. La luna le alumbra en las noches claras; sonríen sus caras y crujen sus venas mientras las puertas de acero se abren y se cierran, sin pausa y sin prisa, aun en primavera… La muerte es severa y no tiene prisa, incluso nos consuela. Mientras tiemblan las almas al despedirse de su propia desgracia, entre las tinieblas.

Ciudad de Orduña. Bizkaia
Como dos soldados después de la contienda, hoy unen sus cuerpos… Cuerpos que se abrazan, cuerpos que no tiemblan, que lo dieron todo aquí, en su tierra; la que nos amamanta, pues somos materia y se vuelve a encontrar ya que hasta la vida… sus vidas les espolearon y supieron compartir fuera de la Cuidad, cercana su puerta, la de Burgos. A la sombra de sus murallas como dos veteranos de guerras pasadas deje que mi corazón Ciudad de Orduña. Bizkaia se acercara a sus tumbas que, golosas, me ofrecieron su cavidad.
 
Pero la luna enfurecida orquestó su música entre  txistu y zambombas. Entre tambores de guerra me ofrecieron su libertad, la que me brindaron con sonrisa y anhelos, enlazadas piedras cuadradas, que, entre animales caseros, soportaron su carga.

Ciudad de Orduña. Bizkaia
Limpiando las cuadras sentía su calor humano y la corraleta de puercos de antaño me decía lo que somos cuando los cuerpos se pudren: lo mismo en invierno y también en verano.

 Dos amigos. Dos sentidos peregrinos nos dejaron el camino y las veredas y las sendas y los llanos. Los principios que marcaron, las ruedas de los carros con sus anillos de hierro y maderas que no tengo palabras para describirlos ya que los bueyes tiran con fuerza y ¡mira que eran mansos!


Orduña. Bizkaia. Chistularis.
De la noche surge la brisa y, en su azul, clarea la luna que se posa entre las aguas del Nervión, de la esperanza que busca su libertad como una serpiente casta hasta llega a la mar, esa mar de mi esperanza.

03/01/18
Antonio Molina Medina

FELICIDAD PARA TI BLANCA… NIÑA ENCANTADA



El Cobre. Algeciras. Parque de los Alcornocales
Saltas de una nave que te trasporta, que te acompaña desde mi infancia y miras y contemplas lo que te rodea y, sientes vergüenza y sientes la pena… mis penas.

Y te despiertas soñoliento y te desperezas. Es aún temprano, y comienzas a caminar por el Chorro y sus aledaños, dando sentido a tu vida. Y te aferras a ella con la ilusión primera. Respiras el aroma que suaviza tu estancia y tu habitación se enmudece de su fértil fragancia. Mientras, por los canalillos de tu corazón se mecen las olivas
La Chorrera. Río de la Miel. Parque de los Alcornocales. Algeciras
‘enrastrilladas’, sin huesos, insertas en verdes hojas de troncos añejos de los olivos que aún cantan, mientras los chaparros añosos, hoy desnudos, se perciben entre la espesura que cubre su tronco y la voz de una chiquilla, percibe mi alma y la zarandea, y le pone fuego su llama azulada. El humo , brioso, se abriga a mi cuerpo y lo hace volar por otros senderos: un día de gloria por donde caminaba y camina mi cuerpo, despojado de su alma.

 
¡Tierra que venero, que oprime mi sombra, que quiero y suspiro cuando estoy tan lejos!

Las aguas del Rio de la Miel, dejan al descubierto la flor de una niña chiquita, de una zagalilla que quiero, que sonríe y le sonrío, a pesar de los ruidos de voces que percuten lamentos, que me hacen sentir, por la sangre que llevamos: la tuya y la mía, la que nos alimenta por dentro.

Hoy, la luz cubre sus pasos, corriendo por las veredas que otras niñas corrieron buscando corazones que les eleven y les adulen.  Todos los que le recuerdan…, todos los que le protegen.

Desde el invierno de su cuerpo, al final de esta aventura donde solo ¡solo! el tiempo  trasmiten mis dedos, cual sabrosas golosinas. Solo amor siento en mi pecho y me aferro a su sonrisa… tu sonrisa niña dulce, la de una niña que llora y sonríe y ríe con fuerza infinita.

Río de la Miel. Parque de los Alcornocales. Algeciras
Silban mis recuerdos y desde mis aposentos solo te digo: ¡Que seas muy feliz en tu nueva experiencia! que luches  y sueñes; que ames y te ames, que tú, eres lo primero. Que te hagas fuerte en esa tu vida, en tu tierna existencia.

Que la felicidad, eleve tu cuerpo y tu sonrisa sea el candil, que ilumine tus pasos, para que alumbren las veredas a los tuyos, a los que te quieren, por la orilla de los chaparros y naranjos…, por las aguas del Río de la Miel y sus orillas, por ese pequeño pueblo que recorres ¡libre como una ardilla! por el arbolado que, sediento, se posa en sus aledaños y orillas de tu huerto.

Antonio Molina Medina
03.03.018

ENTRE CEPAS DE SINOVAS

 
Sinovas. Pedanía de Aranda de Duero. Castilla León.
Fue solo un suspiro. Vivía adormecido.
Dañado, sintió la fuerza de su brazo y
no supo posar su cuerpo ni buscar su
propio destino. Dejó que la luz guiase su senda
y, a dentelladas, murmuraba palabras extrañas.
Recorrió inciertos pero placidos caminos, estimulado
por el tiempo, entre seres que caminaban sin espacio,
dejándose llevar por ellos, bostezando al mundo
su piel y su tiempo. El mundo le aburría. Otra vez
el mundo, que, incauto, creía que la lluvia provenía
del diluvio, pero su barca encalló
entre el barro y la maleza.
 
Sinovas. Pedanía de Aranda de Duero. Castilla León.

Zozobraron sus dedos, sus manos…
Pero a su mente las palabras le brotaron,
transitando opacas, acuciadas por el viento
del norte con su gélida escarcha.
Su cuerpo destella incidiendo en su origen,
trepanando barreras de lo ingrato a soluble,
se revolcó en fértil huerta, fecunda planicie verde,
repleta de semillas jugosas que preñan la campiña
volteadas por los vientos que rodean la ciudadela
del oasis donde duermen sus vecinos,
afanados en cultivo de sus mieses, sin alambradas de espinos.
Antonio Molina Medina
23.05.20

SU MUNDO

Es muy curioso. Cuando le arrojan de ese mundo que crearon para él
no era su realidad y al final del camino encontró su escenario.
No fue casual. Por más que intentaba formar parte de él, no lo encontró.
Siguió buscando la felicidad. Nunca se tropezó con ella. No descubrió el camino.
Solo el despojo de su cuerpo pululaba por el silencio.
Hoy fuera de sus miserias. Abocado al único lugar que le dejan vivir
después de encontrar la libertad soñada. Solo con sus pensamientos.
Se encuentras por los caminos esas cosas sencillas, pequeñitas, simples…
Muy simples… Personas que sienten sus corazones. Que se mueven dentro
de los sentidos: los que provoca el impulso de sangre en sus venas.
Le miran y sonríen. Le hablan y se conmueves. Le miran a los ojos, sin tener
que bajar sus miradas. Le aprecian. Se ruborizan por su timidez y le ofrecen
su mano abierta, para aferrarse a tus dedos, porque tiene sentimientos, los
que salen de sus ojos, que no engañan, ni engatusan al caminante con
ansias de vivir. De amar: en este nuevo mundo que se encontró, tras su
expulsión de esa bestia que solo era materia.
 
Río Nervión... Basauri. Bizkaia
Hoy los trinos de los pájaros le hacen sonreír, grabar sus canticos
a la primavera en sus noches serenas.
El verde de sus campos penetra en su piel. Son imágenes tiernas
que arrancan de sus ojos, llenas de metáforas. Sentimientos azul cielo.
El amor se hace líquido y se desliza por el lecho del río, capaz de soportar
el calor y el roció. Se altera su sangre que generosa circula sin pausa
las arterias que se esconden y atrapan su cuerpo desembocando en
el motor de su corazón, que impertérrito sigue soñando en su lento silencio.
Nada es imposible. El dolor hace daño. El dolor se soporta, cuando ya eres libre.
Cuando una mano amiga se solapa con la tuya confundiéndolo todo.
Sus pies son volátiles. Se elevan del suelo. Circula por montañas. Se despliegan sus alas.
 
Buscando nuevos cielos. Gritando palabras… palabras incoherentes
que él siente impotente, que calan en su mente, buscando los recursos que,
le ofrece el amor que está en su corazón y vuela sin atajos, sin correas ni cadenas con las
 
que romper y luchar. Porque el amor está ahí junto a la amistad…
El corazón dormía el sueño de los justos. Esperando la flor del amor, que
camuflado descubrió que sentía. Reveló la redilad que adormecía su vida.
La furia del viento le soplo en la cara. Sus fauces se abrieron, se coló por ellas.
Los malditos se asustan. Los que torturaron su alma. Se apoderaron
De su mundo para sus fechorías. Logrando reducir las emociones de su cuerpo.
Que se vallan, a los mismos infiernos, los que ellos inventaron. El amor
es el conductor del género humano, se apodera de tu cuerpo aun desarrapado.
Déjalo fluir. Cual manantial lleno de virtudes. Ríos, donde bebía el ganado y,
el pastor quitaba su sed. El hambre era menos hambre. La amistad era amistad,
los tratos se hacían con un apretón de manos y soñaban enroscados en su ganado.
1/05/13
Antonio Molina Medina

MUJER ANDALUZA


El día 15 de mayo, me acordé de ti, de tu soltura y tus cantes, de mi gente y de mi tierra rodeada de volantes.

El maestro Faustino Núñez nos presentaba a El Pele y sus cantes junto a las cuerdas de la guitarra de Antonio Patrocinio.


Chauchina. Granada. España 
Soñamos. Volamos. Lágrimas se deslizaban por los carrillos de mi cara, que yo no quise quitarlas por el orgullo de mi raza. Granada, Cádiz, Málaga, Córdoba y sus alegrías… Nos desplazaban al juncal a la verita del río dando de beber a la jaca de la mujer cordobesa pisando firme en la feria a la sombra la Mezquita de la Córdoba sultana. Era tal la algarabía que las manos no paraban. De los ojos manantiales que no había pañuelos que recogieran los chorros que mojaban hasta el suelo. Y me acordaba de ti y de tus cantes con arte… que has clavado en mi corazón, algo dormido en los cantes que su vejez se atesora, dando alas a su alma.

18/05/13
Antonio Molina Medina

ENCARNA Y GRANADA

Encarna Martos…
Vibra la campana de la Vega en su día señalado.
Son los clarines del sueño que una vez más han despertado.
Veintiocho de febrero invernizo, ya atrasado, donde el manto
blanco de la nieve soplando está desde su costado.
Acuden los recuerdos, se resquebrajan los hielos
y se vislumbra un suave aleteo que, como una Alondra
recorre los cielos que, a flor de piel, evocan su recuerdo…
Con sus alas extendidas su corazón sigue surcando
por la senda de sus recuerdos que, envuelto
en su aleteo por los senderos añosos.
Aquellos que generosos, mantiene en su recuerdo.
Su mente se inflama expulsando los olores cuyo sabor le atrapa.
Sueños… sueños percibe desde los poros de su cuerpo.
 
Hoy hay nieve en sus montañas y su brisa salpica,
limpia su cara y la hace más hermosa, más humana.
Placida y sublime es su figura, la que adorna sus años
a los pies de su montaña cual sagrado mezclador
de años, entre palacios y plazas y copiosos
sus jardines de la Alhambra donde placía su amada.
26/02/16
Antonio Molina Medina

LA CEPA



Pedanía de Sinovas. Aranda de Duero. Castilla y León
Escarbas entre la tierra que cubre las cepas y buscas sus raíces, que sonríen gozosas de que estés hurgando en ellas. Y siente tus dedos y silban sus tallos cuando los acaricias. Relucen sus racimos de dorados granos los que se jactan de sueños… Y se hacen caldo...
Pedanía de Sinovas. Aranda de Duero. Castilla y León
Y se hacen de fuego al entrar en tu boca. Y se mecen entre tus manos catapultando su jugo entre dedos que vibran con ansia su suave fruto que se descuelga por la tronera de tus sentidos paladeando su contenido, depositando sus jugos en los placeres de tu cuerpo.




El astro sol se duerme entre sus ojos y sus fértiles rayos penetran, sin pausa, por los dormidos granos que los miran con ansia, y soportan el calor que se cuela y penetra en su piel, envolviendo sus racimos en lo dulce de su miel.
 
Suenan las palabras, y se perciben sus pasos que apacigua el rugido del tractor. Mientras, los labriegos cosechan los frutos de la abundante cosecha que sale de sus cepas y que, dedos y manos, y ojos deslizan su mirada al reguero de ramilletes que inundan sus ramas. Se sumerge la tarde y los dedos y manos se afianzan al dulzor de la vendimia, y los dedos dejan escurrir el dulzor del líquido. Entre cristales nuevos se curte la tarde y el aire los limpia y mece sus sueños, que son gigantes que perforan cuerpos, dejando su huella entre campesinos que viven y sueñan.
 
19.02.19
Antonio Molina Medina

POESÍA


Pedanía de Sinovas. Aranda de Duero. Castilla y León
"Prefiero las letras, para jugar con ellas"
Para sentirme niño con palabras sinceras.
Atajo, para aferrarme al olivo,
ese cuerpo añejo de joroba antigua,
de sentires tiernos donde los ojos
dejan su caldo al filo de la tarde,
entre jazmines y sierras poblada
de seres que sentían los sueños,
que provenían de su cuerpo...
Sinceras plegarias son hoy tu mirada.
 
Y yo me aferro a ellas, para sentirme seguro,
ya que las palabras, son el almizcle que
deja su rastro, hoy, para seguirte…
Sin miedo. Sin cautela. Porque tú eres
parte de mis alegrías y siento tus penas.
Sinovas. Aranda de Duero. Castilla y León
 Antonio Molina Medina
03.01.20

ELLA… ERA PRIMAVERA.


Chorrosquina. El Cobre. Algeciras
¡Y tú me hablas de ella! 

De esa señora muy engalanada en la que, sencillamente, me acurrucaba entre su cuerpo, cuando ella me dejaba mecer entre sus flores escondiéndome del pudor de su hermosura, ya que era lo más verde y jugoso que mi cuerpo podía saborear... A veces, fresca. Otras, mi cuerpo calurosamente reposaba entre su cuerpo, porque ella me acogía. 
Quizá sea su nostalgia la que hoy guíen mis dedos que siguen percutiendo los sabores  que siempre estuvieron ahí, mi querida amiga… Mientras tú, todavía no estabas caminando por la vida… 

Cortijo Real. El Cobre. Algeciras
Si te diré que era la señora más limpia y sensata y hermosa y bella… 

Que, cuando la rozaban mis dedos, ni me los lavaba para digerir lo que mis ojos veían: esos frutos que, colgados de las ramas, podía coger con mis menudas manos entre esas ramas que poblaban mi alegría…En aquella, la etapa primera de mi existencia. 
Y yo la quería y ella me sonreía. A pesar de su pudor, ella me ofrecía lo mejor de mi vida.

Hoy, aquí, está de nuevo... ¡y yo con estos pelos ! ¡y esta figura! Recordándote como mi mejor amiga; mi querida y amada y sentida PRIMAVERA.

Chorrosquina. El Cobre. Algeciras
Solo por ti, mantengo mi sonrisa a pesar del odio que amasan algunos seres inhumanos alrededor de  nuestras vidas.

Antonio Molina Medina
20.04.20   

HACE AÑOS...



La Chorrera. Río de la Miel. Parque de los Alcornocales. Algeciras
¡¡¡Mama mama!!! ¡¡Levántate, que las golondrinas quieren salir!!¡¡ Es que yo no puedo con la tranca de la puerta!!- le decía a su madre.
Ella se levantó mientras las golondrinas revolotean por la estancia... Aún la blanca ceniza rescoldada, se re-encendía con el aliento de su boca dando vida a las ascuas…  

-¡¡¡Mira que esta dura esta cerradura!!! -decía su madre abriendo una de las hojas- y, como una explosión de vida, salen al trote, con sus alas desplegadas volando por los aledaños del cortijo mientras un niño chiquito miraba asombrado sus piruetas. Se introdujo de nuevo en la cocina de la casa y sus antenas aprecian unos pequeños grititos, aleteos de diminutas crías que asoman por la paja del nido que todos los años se deja posar en una de las vigas del techo de madera, el que sujeta el tejado del cortijo.

Río de la Miel. Parque de los Alcornocales. Algeciras
Los caminos y veredas se deslizan por la sierra y él camina buscando las chozas de su gente las que adornan sus laderas...

Y de nuevo el niño se instala en su hábitat, cuya sombra sigue muy cercana a la sierra y desliza la mirada, hoy quizás nueva, y eleva sus ojos que como dos focos, por encima de los chaparros buscan la antigua aldea. Y todo ha cambiado: Las viejas chozas de paja y piedras, de barro y cañas y helechos y sacos.

Y ves un chiquillo con pisadas de esparto, subiendo la cuesta con su flamante cántaro, repleto de agua de esa añeja fuente con su hierro de caño.

Dejando su cántaro, se aferra a una mano: la de su sueño amargo.


El Cobre. Chorrosquina. Algeciras
 Hoy ¡cuánto ha cambiado! Ya no está su caño, ni el viejo chaparro, ni la piedra labrada donde bebían animales de paso. Ni la fiel alberca con piedras serenas donde se aposentaban rodillas y piernas de añejas mujeres… eran las lavanderas… con sus canastos y cubos llenos de harapos y sueños sagrados que no conseguían.

 Todo se ha trasformado. La vida es tacaña, ya no se comparte ni el pan ni el arado, ni vientos alados que surcan por la sierra.

 Ya que el vil metal y el becerro de oro todo lo acapara, ni el corazón que retumba ni canta. Y la guitarra duerme y enmudece el alma.
Todo lo entumece y lo degrada el hombre.
¿Acaso cree el hombre que todo le pertenece?
¿Que todo se compra y todo se posee?
Parque de los Alcornocales. Majaralto. Chorrosquina El Cobre. Algeciras
¡Pobre sombra mía! que hoy por el Sol y luego por la Luna… ¡mi sombra es aún mía!
Pero no me pertenece… Es de la tierra, la que me pario en su día.
Antonio Molina Medina
21/08/18