Hoy me he levantado temprano, me he acercado a tu huerto
y su verdor me ha atrapado. Sigiloso me he colado en lo más hondo de él.
Sentado entre las cañas y mirando tu cabaña me regocijo orgulloso a releer los
papiros que tus manos me entregaran. Me he aferrado con fuerza a sus hojas, a
sus letras, letrillas que me embrujaban. ¡Qué celosa es la mozuela! ¡Cómo reía
su alma! ¡Qué brillo el de sus ojos que los míos encandilaban!
El sol marcaba
mi sombra y yo reía con ganas, pues no es mi sombra la que veo, es tu cuerpo...
es tu planta. Así me quede dormido, con tus relatos Serrana, y cuando me
desperté los tenía tan abrazados que por mucho que tiraban de mi corazón no se
despegaban.
Antonio Molina Medina