SU MANO Y SU ALMA


Valle de Orduña. Bizkaia
Me prestaste tu mano. Lo necesitabas y me fuiste útil. No sé si yo lo fui para ti. Y te fui leal mientras caminábamos, pero yo soñaba sin saber soñar, pues nunca lo hice. Y yo te preguntaba qué querías de mí. Y yo me creía lo que yo no fui. Y seguí tus pasos, amigo del alma, mientras caminaba siguiendo tu marcha, dentro del afecto que dobló mi alma; que se dejó querer en un camino incierto, donde transitó mi mente y se hizo tu esclavo mi cuerpo, en mi soledad, más de lo normal.

Cambias de camino, escoges nuevas veredas y surcas senderos, detrás de pisadas que reconozco, que dejaron huella y siento de nuevo mi cuerpo de iniciado viejo, buscando el modelo que me hará feliz.

Y renuncia a su vivir, inflado de sentimientos; doblando las esquinas encuentro su vertiginoso pasado. Y la vida le volvió a soplar y hacinar su propio fracaso, ya que, por más que se implicase, no supo mirar ni sentir, ni nacer de nuevo entre las tinieblas de su corazón.

Se aferró sin  miedos a vida de ensueño, a jergones sin lana, a corazones sin miedo, para dejar suelto el vencejo añejo de campana acelerada, cuyo tañido se encontró en lo más oscuro del bosque, entre rocas que hervían por la fuerza de los puñales del astro sol.

 
Ciudad de Orduña. Bizkaia
Recorrí los pasos por el laberinto de interminables libros de caballería, en altillos de madera donde volvió a nacer la fuerza del amor mullendo mi mente, entre cerros de libros, entresacando de ellos animales bravíos, la cera y la miel. Naciendo de nuevo. Muriendo de nuevo aprendiendo a vivir en su compañía.

Subí colinas, montes escarpados, montañas nevadas de vértices nuevos, de seres humanos  que éramos como hermanos.

De cuentos… entre cuentos formamos los sueños. Driblamos la historia de un tiempo pasado. Cruzamos la mar. Vadeamos ríos en nuestra soledad. Caminamos por las playas dejando la huella en la fina arena que quema mis dudas. Buscando y hallando, resquicios de mi paz.


Valle de Orduña. Bizkaia
Sin mirar atrás, camino por lo sencillo y lo cuerdo, y lo sublime y lo cierto, como los amantes que beben del cáliz hasta saciarse de su libertad.

 Sentir y sentirla. Melodías de la naturaleza que se balancea desde su ropaje, que se hace fértil en sus ropas. La juventud se hace sabia y, preñada de su eterna melodía. Se sienten gritos que se explayan en su cuerpo y explosionan susurros allí donde fueron cámara de sueños, entre el silencio que encabrita los cuerpos, apaciguando su alma con el sabor a amar.

 Hoy camina y escribe, y comparte sus letras, y hace de nuevo vida nueva. Para su corazón, ya cansado del tiempo de mensajes sin vida, sin los sueños que ahora tengo… de mentiras que hieren... de pisar caminos, sin rumbo, sin maldad.

Valle de Orduña. Bizkaia
Nada quiero ni pienso, ni siento que alguien me sujete del recuerdo, ni la vida me separa del aliento de mi mundo que, sin ira, sin pesares, se hará hoy humanidad.

Saldré a pasear por los prados con mis letras entre mis manos, con mi mente regocijada; con solo mis manos limpias de sustancias, para seguir los caminos que un día se enlazaron a mi mente. Y, despojado de lo ingrato, limpio de sueños de maldad.
Antonio Molina Medina
13/03/18