LA CUEVA



En una pequeña cueva, al pie inquieta montaña
descubrió sin él querer un hada que le llamaba.
Después de la revelación la quería con el alma
percibió un mundo, aforrándose con ganas.
 
Su vida se la entregó, ella se la custodiaba
La puso a flote, la calafateó por dentro,
le reinstaló en la vida, le enseño
como vivir los momentos.
Él a ella se aferra buscando su salvavidas.
 
Vivir día a día, con seres que te entiendes
que quieres, te quieren, quieres, incluso te aman
aunque sea amor imposible. Pero sueñas con querer
la que te tocó vivir, compañera de su vida,
aquella, que transita tu existir.
 
Quizá no podamos comprender, que en el amor
no hay barreras, ni distancias, ni olvido...
Cuando el amor es puro, son dos cuerpos que se aman
sin murallas ni perjuicios. Solo son cuerpos que braman.
Antonio Molina