![]() |
Fuente de la plaza de la ciudad de Orduña-Bizkaia |
Su
madre le mandó a por los ‘mandaos’ a la tienda de los hastiales de la plaza y
le dio la ‘cartilla’ de racionamiento con cupones para que los cortasen para
poder comprar algunos productos necesarios por el racionamiento de algunos
géneros alimenticios de su época; como: azúcar, harina, aceite… mercancías que
escaseaban después de una guerra fratricida entre hermanos… Eran los años 40 a
los 50 de la era humillada de nuestra existencia.
Las
columnas de personas eran muy largas, de ahí que su madre le mandase a él ya
que ella bastante tenía con la casa y buscarse la vida para poder sobrevivir
ella y su familia gracias a las ayudas de gente sana y honorable de la ciudad y
a la abuela que tanto le ayudaba.
![]() |
Pastelería Larrea-Orduña Bizkaia |
Hoy
día 19 de marzo de 2022…, el tiempo se posó en su mente, ya que como un suspiro
marcha la vida ya consumida; un relámpago que encendió la mecha de sus
recuerdos y vuelve a los hastiales y al comercio donde de niño guardaba la
hilera para la compra de los ‘mandaos’, y casi siempre dejando parte del
importe de lo comprado en una libreta para pagar cuando su padre cobrase el mes
de trabajo remunerado y cuantas veces, esas cuentas se extreman hasta que
podían liquidar las trampas y, sin malas maneras, ni malos modales de sus
dueños, ya que siempre fueron gente de honor y, apreciaban y sentían algo, por
los que tuvieron que escapar del hambre y la miseria por culpa de los que
asesinaron a nuestros parientes, abuelos y ancianos, en nuestra tierra, motivos
para tener que escapar de la persecución y la desventura.
![]() |
Pastelería Larrea-Orduña Bizkaia |
El antiguo peso con sus pesas de un ¼ y ½ y 1 kilo y dos kilos… ha desaparecido junto a los sacos de arroz y garbanzos y alubias, lentejas… barriles de aceite con sus grifos para llenar las botellas y las bandejas de frutas y verduras y pasteles los que sus dueños fabricaban.
Hoy ya
solo quedan las viejas y artísticas baldas y sus antiguas y moldeadas columnas,
su mostrador repleto de productos caseros y pastelería artesanal de los que se
llena uno el estómago sólo con mirarlos junto a la cristalera que dan vistas a
su plaza, su fuente y el quiosco de la música de la que brotaba melodía
celestial para nuestros sentidos en nuestra juventud.
![]() |
Pastelería Larrea-Orduña Bizkaia |
Pido permiso para sacar algunas fotos del lugar, y su dependienta con mucha amabilidad, me permite sacar este reportaje. Mis sentidos se sublevan y se aligeran los sonidos de mi corazón que retumban en mi pecho que aún soporta las embestidas de un palpitar repleto de buenos recuerdos, ya que los malos los arroje a la corriente del río Nervión… hace muchos lustros y me quede con los de una vida sencilla entre gentes que maduraron mis sentidos y actitudes.
Hace
unos años, mirando a la parte de la izquierda de la tienda observaba a una
mujer sentada en una silla y la reconocí: era la que me servía los
productos y atendía en una era desnaturalizada que nos tocó "el no
vivirla"... ¡solo sobrevivamos!… Ya nos dejó, me dice la joven desde
detrás del mostrador.
![]() |
Pastelería Larrea-Orduña Bizkaia |
En la plaza rodeada de hastiales junto en el centro su fuente la que sigue dando por sus caños esa agua gratuita cuyas bocas se acercaban a las nuestras, lanzándolos y apoyando nuestra mano sobre ellas para luego después de degustar su agua, impulsar con nuestras manos a nuestros cuerpos para retroceder guardando el equilibrio para no caer en el pilón de sus aguas.
Rotando
mi cabeza miro al reloj de la iglesia de san Juan, la que me indica que la hora
del tren está ya próxima, para volver a dejar en un saco de
trigo del ‘marqués’, de los que dejaban como pago de rentas nuestros
aldeanos, una oquedad para seguir agitando… entre la vida y la muerte antes de
mi partida.
21.03.22
Antonio
Molina Medina