ABUELO MOLINA

 

Aledaños deñ río Nervión-Basauri-Bizkaia

Los vi en los caminos y los reconocí.

Eran la semilla de donde nací.

Tuvieron que morir para que yo naciera

junto a los olivos.

Un día de abril

acudí a su pueblo y los encontré

lleno de pertrechos.

Él y su mujer

y también sus hijos, me sonreían.

Viví ese capricho, desde no sé el tiempo.

Tanto me hablaron de él en sus recuerdos.

Pero… No esperaba verlo. Me lo encontré.

Sin rostro. Sin miedos. Con su nombre a cuestas.

Sinovas-Aranda de Duero-Castilla y León

Ella me lo dijo que un día ya lejano

se lo arrebataron para asesinarlo.

No supo por qué, así me explicó

mientras me cobijaba desde que nací

cerca de su pecho en su largo invierno.

Mirando la vega lo vi caminar

en su propio pueblo. Su sombra atraía

todos los suspiros. Todos los recuerdos.

 

Ciudad de Orduña-Bizkaia

Hoy aunque siga su cuerpo entre los matorrales

de tierra agreste y campos poblados de huesos

los suyos y otros que le acompañaron en el

infortunio; quizás descanséis con un poco

más de alivio ya que el asesino que dio la

orden de vuestro crucifixión y la de Federico

está ya fuera de un sitio digno que inflamaron

los suyos.

 

El Estrecho-Punta Carnero-Algeciras

La muerte sigue recordándonos tu recuerdo…,

vuestro recuerdo, el que mantenemos altivo

aunque tus huesos sigan ocultos

entre los sembrados de nuestra Vega

siempre vigilante de nuestro destino.

Antonio Molina Medina

06.11.22.