MUJER- HEMBRA-TIERRA


Cuánto… ¡Cuánto amor acumulado, lleno de espinas doradas y sencillas que duelen cuando las miras, pero que ‘to’ el sufrimiento es necesario por la sangre vertida a trabes del parto. Ese cordón umbilical que nos une no podrá jamás dejar de ser una fuente de discordia. Entre un mar de aguas fecundas enlazando en tu propio río estuvimos navegando y viviendo, pletóricos de vida, caudal fecundo donde nos movíamos y sentíamos por su cercanía los latidos de ese corazón que nos mimaba con mimo después de la fecundación. Desde un placer inmenso una pequeña partícula… diminuto cuerpecillo… embrión inquieto y dúctil se apropió de su vientre para fusionarse en él, sin llegar a imaginar lo que el placer le ofrecía.
Desde entonces somos parte de sus entrañas, sólo eso nos hace y nos dispone a seguir con todas nuestras formas, colmados de sueños para seguir queriéndote mujer… Nacimos de mujer… vivamos por la mujer… y una mujer nos recogerá en forma de tierra… donde plantamos tantos sueños… tantas cosechas recogidas… que seguimos viviendo gracias a ella… la tierra… la mujer. Siempre la hembra que brava y destacada nos mima… nos quiere… y nos observa.
Antonio Molina Medina