Cuánto… ¡Cuánto amor acumulado, lleno de espinas doradas
y sencillas que duelen cuando las miras, pero que ‘to’ el sufrimiento es
necesario por la sangre vertida a trabes del parto. Ese cordón umbilical que
nos une no podrá jamás dejar de ser una fuente de discordia. Entre un mar de
aguas fecundas enlazando en tu propio río estuvimos navegando y viviendo,
pletóricos de vida, caudal fecundo donde nos movíamos y sentíamos por su
cercanía los latidos de ese corazón que nos mimaba con mimo después de la fecundación.
Desde un placer inmenso una pequeña partícula… diminuto cuerpecillo… embrión
inquieto y dúctil se apropió de su vientre para fusionarse en él, sin llegar a
imaginar lo que el placer le ofrecía.
Desde entonces somos parte de sus entrañas, sólo eso nos
hace y nos dispone a seguir con todas nuestras formas, colmados de sueños para
seguir queriéndote mujer… Nacimos de mujer… vivamos por la mujer… y una mujer
nos recogerá en forma de tierra… donde plantamos tantos sueños… tantas cosechas
recogidas… que seguimos viviendo gracias a ella… la tierra… la mujer. Siempre
la hembra que brava y destacada nos mima… nos quiere… y nos observa.
Antonio Molina Medina
Ser mujer es una de las mejores cosas que se puede ser y que los hombres lo reconozcan es importante, pero no somos supermujeres, no somos la tierra, ni la madre de la humanidad, solo sumamos el ciento por cien cuando otro aporta el cincuenta por ciento. Un abrazo
ResponderEliminarMujer la que da vida, la que todo lo llena, la que ama, vive y nos hace vivir.
ResponderEliminarUn placer leerte, mi admirado poeta.
Besos.