Pensamientos
se deslizan entre
las
sombras, que intentan
aferrarse
a lo imposible.
Traslucido.
Sereno.
Apacigua
su corazón
que
en cabriolas le
arrastra
a su presencia,
cargado
de ilusiones.
Rebusco
en sus heridas
su
cálida sonrisa,
mirada
talismán,
del
iris de su luz.
La
claridad espejo,
reflejo
de su alma,
se
posa en su mirada,
penetrando
en su interior.
Lo
que su cristal refleja
atrapando
la luz,
aún
le queda a su cuerpo
gracias
a su mirada.
El
brillo de sus ojos
se
enroscaba en su alma,
salpicando
su lluvia,
cual
firme manantial.
20/06/16
Antonio
Molina Medina