ELLA: MUJER LUCHADORA Y BUENA


                                         Sra. Adoración González Martín
 
Me dices que esta mujer es una joya. No me has descubierto nada nuevo, para mí es una alhaja única y sin posibilidad de poder hacer de ella una copia. Es… es el secreto de ser mujer sencilla, seria y cariñosa; mujer que camina entre los alces y se deja la piel en cada esquina. Su corazón es un tesoro inimaginable donde bebemos los mortales que soñamos con ella. Princesa o manantial de agua pura y limpia. Sueños, sueños  donde mi alma se cobija y me desprendo de todas las maldades. Querer a un ser tan delicado como ella es copular con las estrellas y Federico lo hizo un día con ella, y yo, pobre juglar, sueño con seguir a su lado compartiendo versos y luceros, los que alimentan mi alma señorialmente sincera.

 

Ayer Federico estaba con nosotros en la sala y mi pluma se deslizó en el papel. Misterio o causa, no sabría decir las emociones que me produjeron su figura y sus palabras, solo sé que me sabían a dulces sueños llenos de plegarias que me arrancaron más de una lágrima. Ella fue incansable mujer todo su existencia, buscando ese amor que le arrebataron en una guerra incivil e inhumana. Ella fue mi abuela.

Sinovas Pedania de Aranda de Duero

¡Qué lástima abuela, no poder abrazarme a tu cuerpo
y depositar en él tantos besos como los que tú me dabas
en las largas noches de sueño!
 
Mi vieja amiga, fiel y sosegado es mi recuerdo
capaz de trasportar mi mente aceitunada
entre los campos verdes de tu pueblo.
A la pluma acudo, para no dejar de ver tu rostro
tan sereno cuyos ojos penetran en mi alma
cual puñales clavándose en mi cuerpo.
 
Nunca abandonaste a ser vivo que a tu regazo acudiera
ni hubo lágrimas que no limpiases de los rostros
humillados por la miseria.
Fuiste víctima de tu tiempo y jamás se hizo justicia.
Pero la ira no pudo contigo, ni el espíritu
dejó de ocultar tu fe y gallardía, dejando un reguero
de agua limpia que seguimos bebiendo noche y día.
¡Que no!, ¡Que no quiero olvidar la victima que fuiste!
Tu inocencia y amor fue el legado que a los nietos dejaste.
Fui afortunado de convivir contigo.
Ya ves…, aún sigo por los caminos, tratando
de encontrar, los restos de tu amor asesinado.
10.10.19

Antonio Molina Medina