Eran
palabras las que salpicaban de su boca
cloradas
a su lengua, se deslizan por
ella,
desbordándose del paladar para
catapultarse
en sus oídos. Ventanas que
adormecían su cuerpo, puertas al tiempo,
leyendas
que profundizan desde su alma.
08/10/16
Antonio
Molina Medina