Y
nacemos pretendiendo vivir en la tierra.
Sin
pensar en la muerte, que era nuestra compañera.
Era
orgullosa y de luna se confundía la muy perversa
Queríamos
vivir y solo moríamos en sueños y quimeras.
Todo
eran mentiras. Encontró la libertad a través de la vida.
Nos
negaron el amor, el que se escribe con mayúscula.
Buscamos
la vida y nos regalaron sombras, dudas y muerte.
No
nos resignamos a vivir en la nada, entre sombras y cieno.
De
la llama briosa que provocas candela, sus ascuas te delatan
que
te alumbran y quema de seres que aman.
Que
no se sienten solos. Su protección es clara, clave de sus vidas.
Ya
no existen sombras, la luz destapada le envolvió su llama.
Su
vida es segura, aunque llena de dudas su luz le ilumina.
La
sombra se disipa. Las hojas fermentan en su larga vida.
Posible
fue el milagro. Ella le ilumina cual bastón necesario.
Antonio Molina Medina
07.03.21