No
es posible el olvido de aquello que hemos vivido,
de
lo que hemos soñado, porque era de nuestro agrado
lo
que nunca tuvimos, ni nadie nos había ofrecido.
De
la libertad que conseguimos y del aire que azuza
nuestros
sentidos que nos hace más libres más
humanos;
compartiendo la palabra con amigos
y
adversarios, olvidándonos de los que hieren, que
solo
hay miedo y tinieblas donde la luz es escasa y no
nos
quitan los sueños, aunque sea a bofetadas.
Pero
la luz se hizo paso a través de la ventana y los
fuegos
y relámpagos, entre truenos sin escarcha, se
apoderaron
del cuerpo y elevaron mi alma. Entre
coros
de serafines, has colocado mi cuerpo y mi alma
se
hace volátil, buscando por las tierras Castellanas,
por
las tierras de la baja Andalucía bañadas por el
agua
donde los sentimientos se perciben de:
esos
ojos… ese cuerpo… ese alma.
Antonio
Molina Medina
23/12/16-20/11/17