Poemario dedicado a mi nieta Lucia Molina Martin |
Cuando la
luna aparece golosa en las noches
ancestrales,
brotando a borbotones sueños
incandescentes,
desde el fuego que atormenta,
envuelta en
minúsculas partículas de los ojos
de su
amada, se despoja de su manto y le atrapa
en la
distancia. Sublime en su candor, se desborda
el alma,
los sentidos se revelan, al pie de una fragua,
donde
moldean su cuerpo con el trueno golpean
al calor de
las brasas de madera de encina,
de
alcornoque, de haya, los golpes del acero,
los
convierten en suspiros del alma.
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Sinovas. Castilla y León. |
¿Qué le
queda por decir de tan insigne milagro,
suspendido
en el aire que mece su cuerpo?
La trilogía
del canto, se aglutina en su rostro,
le resuenan
las horas de su tiempo de gloria.
La luna le
cobija, su sombra le transporta
a las
doradas praderas de espigas jugosas.
Harina de
trigo se mezcla con la sal de sus
lágrimas,
el agua manantial del que brota la
vida, de
levadura e incienso, mezclada con saliva.
21/02/16
Antonio Molina Medina