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Sinovas-Castilla y León. |
Hubo
un día en que te desnudaste y pusiste tu alma al descubierto. Y observó que su
cuerpo ya no tiritaba del frío que le insertaron, con todos sus elementos,
desde niño. Y ya, su cuerpo dejó de agitarse del mal maligno que, pétreo entre
aguas turbias, contaminó sobre toda su anatomía llegando hasta el corazón
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Sinovas. Castilla y León |
Pero apareció la lluvia, cuyas gotas de agua sagrada las que provenían del cielo de nubes blancas, se deslizaron por su piel liberando todos sus sentidos los que, ardorosos, se expusieron a los rayos luminosos del sol que nos calienta, cuyo calor sofocaba el universo.
Soplaban los vientos del norte provocando una férrea galerna, cuya
brisa dejaba al descubierto las miserias humanas que trataban de seguir
aferradas a sus sentimientos. Pero la luz que penetro en su intelecto sofocó,
asfixió, ahogo, el caudal del negro barro en el que se encontraba, pertrecho de
suaves caricias que el aire limpiaba su alma, y su cuerpo, dejo libre todos los
sentidos que en su ánimo se hallaban; dejando que su entidad descansara
de años de sufrimiento y de maldad.
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Ciudad de Orduña-Bizkaia |
Y posó sus alas de olivo añejo, entre olivas y ramas de sueños (los que la vida nos depara) desde la libertad sentida y conquistada, ya que la maldad la llevamos dentro como seres vivos. Ese lobo malo y bueno con el que nacimos.
17.02.20
Antonio Molina Medina