SENTIMIENTOS


Sientes dentro de ti  una necesidad de seducir las palabras que flotan, sin dueño, en tu entorno natural y se cuelan sin filtro dentro de tu alma. Las dejas reposar conscientemente y te ves reflejado en ellas, en su, oasis, fresco vergel de yerba y agua, lo que place a los prados de tu corazón, fértil compañero  que lo filtra todo, eliminando sus impurezas.

Recorriendo las arterias que riegan tu anatomía, como ríos de lava, que se enfrían y calientan la inmensidad de las palabras. El azul celeste recorre por los ríos de tu cuerpo canalizando con tu lava los resquicios de tu cuerpo, cuya fuerza perpetua las plantaciones aromáticas, cuya savia te envuelve y empuja con fuerza, rompiendo por sus yemas dejando sus dedos qué percutan las palabras que, encadenadas, se despiden de tu figura convirtiéndose en siluetas que aman entre besos y metáforas rellenando el papel que, en bruto, se rebana entre sus ojos con intensas palabras  unidas por  calles estrechas, que sellan con precariedad, la música
sacra de pensamientos que fluyen sin tregua, para apretarlas, compactas y dejando espacio para que el aire recorra los renglones donde el aliento de vida sople. Sople suavemente, dejando sonrisas que lloran y ríen, por la blanca nieve que sustenta los versos cual plegarias que perpetúan al poeta, dejando el rastro de sus pasos, en las estanterías al calor de las brasas.

Mientras, amaron y soñaron a pesar de las desgracias… sus desgracias. Su fecundo paso, aun con alambradas y cuchillas que matan. Más fuerza será la  de las sencillas palabras las que inundan los prados delicados, resquicios de seres que amaron y murieron por sus causas, para dejarnos sus nidos que rasgan el silencio y se hacen metralla, de sueños y anhelos, con sabor a albahaca que se cuela fértil en el fondo de nuestra alma.
Antonio Molina Medina
05/07/16