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Parque de Los Alcornocales. Río de La Miel. El Cobre. Algeciras |
Hubo un tiempo que el hambre
aporreaba nuestras puertas,
las que no tenían la señal blanca de
la opulencia. El aire
de la miseria se filtraba hasta por
los tejados de cañas, helechos
y palmas para soportar la lluvia y el
frio del invierno....
Pero los nuestros lucharon contra
ella; algunos la vencieron,
otros dejaron su vida por ella, pero
nos legaron su aroma.
¡Y sus ideas!
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Parque de Los Alcornocales. Río de La Miel. El Cobre. Algeciras. |
Pasaron muchas Lunas. Los puentes se
plagaron de nostalgia
y la vida nos devuelve hoy la misma
cara; los mismos que
enturbiaron nuestras mentes, nos
mandan otra vez la pobreza.
el hambre, la incultura… ¡otra vez la
nada! Ya, ni la mente
se acomoda, ni se ajusta. La luz, que
nunca se apartó de
nuestras sombras; la que nos alumbró
y alumbra por las veredas y
caminos donde dejaban sus huellas las
ruedas de carros, pezuñas
de bueyes, y cascos de caballos junto
a pisadas de abarcas y
botas agrestes.
Hoy, por esas veredas de asfalto y
ruido, contaminación y
Putrefacción enfilan nuevos seres,
cuya fuerza los mueve,
que el corazón no entiende de
fronteras ni nadie es capaz
de dominar sus mentes si ellos están
presentes.
Y, ante la nada, sonríen con los
dientes apretados mientras
el corazón mueve sus brazos y deja
fluir sus mentes
envueltas en la esperanza, la que
nunca se pierde,
ya que es una flor insaciable tierna
y floreciente.
16/10/16
Antonio
Molina Medina