“Era
el lugar donde sólo había un caño de agua”
que
repodó mi abuelo materno
y
yo, de niño, acudía con mi
cántaro
chiquito a por agua.
Desde
la falda del monte donde
puse
muchos sueños
con
los que nos precedieron.
Junto a palmeras e higueras
donde
el amor no faltaba, ni
seres
que nos amaran.
Ni
fuente que no diera agua.
Incansable
su corriente,
Que
aún perdura en el tiempo.
15/06/17
Antonio
Molina Medina