AMISTAD AMADA MIA

Pocos son los atrevidos hundidos en esta carrera frenética donde el hombre se aferra a las cosas mundanas, intentando soltar lastre para caminar solo, escapando del bullicio ensordecedor que torpemente se apodera de tu corazón, frenando inconscientemente o calculando la corriente generosa que te lleva por los caminos de la amistad, el amor y la palabra.


Es realizable la amistad si de verdad la quieres conquistar, solo tienes que olvidarte de ti mismo y darlo todo a los demás. Cuando la encuentras, te trasforma y cada día te sorprendes de su sinceridad y cariño, sabiendo cual es el papel de cada uno. De su corazón mejor no hablar, hace tiempo que lo tienes complacido en su costado, con una sonrisa clara, placenteramente humana, que sólo siente sus propios latidos, latidos que se renuevan desde que comienza el nuevo día. “Renovarse o morir” es el secreto para seguir con firmeza compartiendo vida y compromiso. La llama debemos cuidarla, día a día, para que no se apague y, si es necesario, dar tu propia vida para conservarla. Mejor estar muerto, que sentirte muerto en tu propio cuerpo, arrastrando con ello a otras vidas, por la intolerancia que conllevan el orgullo o la apatía.


Creo María que aquellos que tratan de hacerte daño nunca lo deben conseguir hazte fuerte con las palabras que manan frenéticamente de tu ser, y sigue…, si maravillosa María…, sigue dándonos ese hálito de sueños, por los que caminamos, `por los que camino y caminare mientras este trasto viejo de cuerpo ya añoso deje de respirar. Pero mientras tanto, seguiré inmerso en tu cuerpo trasteando tus palabras que no mutilas…, que las haces sueños y nos haces más sinceros.
El mundo necesita a mujeres como tú que, solo con los latidos de tu corazón eres capaces de darnos la vuelta a todo lo que malamente non inculcaron, sin  que aparezca ni el odio ni el despecho.

"a caminar siempre erguida paso a paso cada día"
y que tus pasos se sostengan entre nubes,
cuya blancura nos excite que tu alma,
esta sustentando tus palabras, engarzando
versos llenos de plegarias, las que acomodamos
en nuestros corazones que, insaciables
las compartimos día a día…, noche tras noche,
entre sabanas de perlas y en tu almohada.

Antonio Molina Medina