¡Pero si es gloria en la
gloria!
¡Son chorros de sangre de
sus venas!
¡Son alerones de muerte
preñados con sus espermas!
¡O… acaso no lo veis como
se mece en sus aguas!
¡Como nos deja perplejos
cuando sonríe y se ríe,
que hasta aquí, mudan sus
lagrimas!
Antonio Molina Medina