MEZCLA DE AROMAS

Con sinceridad y consciente de los sueños que por su vida se cruzan, hace acopio de su instinto cual perro de presa aún sin domesticar. No enseña sus dientes. Se siente intranquilo. Su metamorfosis le produce surcos en su propio interior. Le pueden traicionar. Su querer es limpio. El cielo de Castilla roza sus áureas con su Andalucía. El sol los abrasa. Sudores de cuerpos, resoplan risueños, plácidos, tiernos... El amor le brota. La pasión consume. Ciertamente nítida. El soplo, resopla en dientes de sierra, se deslizan juntos montados en trillo a cortar impurezas donde brotará en grano divino de harina. El viejo molino voltea sus aspas. Perezosamente, el viento lo calma, mientras la vieja cocina los troncos de Aya, de Roble de Encina, de Chaparro viejote da su calor. La llama divina calienta sus cuerpos de tierra, de arcilla.


Antonio Molina Medina