DEJANDO SUS PISADAS POR LA PEDANÍA.

 

Sinovas Pedanía de Aranda de Duero Castilla León

Fue un apacible despertar rodeado por los sonidos de pájaros en movimiento que se  adormilan en los árboles del jardín. El astro sol reluce con fuerza, asomando su pujanza por el cerro San Bartolomé,  inundando la pedanía de vida propia; limpiando su esplendorosa escarcha, rocío matutino, de los fecundos campos repoblados de agitadas,  y frondosas, y doradas espigas de trigo y cebada; mientras los tupidos y espesos  viñedos se perderán ante mi vista.

Sinovas Pedanía de Aranda de Duero Castilla León


Camino en silencio, dejando tras de mí la plaza de la pedanía que se queda en silencio… su silencio. Dirigiendo mis pasos en dirección al frontón para pasar aún por los  raíles de un ferrocarril que se olvidó, en su día, de su población; trenes que pasaban en dirección a la capital con sus eternos viajeros en sus departamentos… quizás hoy ya en el olvido. Se vislumbran las añejas bodegas donde su población se solazaba con ese buen vino que sus moradores obtenían de los racimos de uva bien cuidada… Bodegas a derecha y a izquierda del camino que mis ojos dejaban… Mientras mi vista abrazaba con su visión, la fértil y golosa tierra, hoy dorada y reluciente, donde placen los ya racimos de uvas para que, en su día,  su esplendor y dorados granos ya desarrollados se expriman cual caldo exquisito para su deguste tras cumplir el ciclo de su madurez.

 

Sinovas Pedanía de Aranda de Duero Castilla León


Siguen danzando mis pasos mientras el camino penetra entre los pinares y, a su entrada, me topo con una mole de hierro, máquina segadora lista para su incursión en los fértiles y dorados campos de espigas y todo tipo de cereales; listos ya, para su siega… Me detengo y la contempló, y la exploró, sacando algunos recuerdos: fotografías para no olvidar.

 

El calor aprieta y sus rayos queman mi piel mientras me adentro en los verdes pinos y aguzo los sentidos ante un pino caído por los años, para descansar mi cuerpo pasándolo a la sombra, contemplando el silencio que me rodea.

De improviso, suena la musiquilla del teléfono, lo observo y un mensaje delata a su propietario; lo abro y veo su misión donde se esparce contundentemente un poema recitado con voz de tronío y calidad humana,  que me hace sentir solitario su lectura, ya que sus letras me eran conocidas de un poemario que pasé por los campos repletos de soles que giraban su cuerpo, buscando ese astro sol para su madurez. Y cuyo autor dejó sembrada su semilla dentro de nuestro corazón, ya que sus letras iluminan sentimientos en cadena.

 

Sinovas Pedanía de Aranda de Duero Castilla León


Y ella, con su voz, engalana los silencios. Y su voz se propaga cual olor afrodisiaco entre los cánticos de pájaros en libertad, que me rodean…, los que vuelan y seducen el pinar por la dulzura de esa voz la que lentamente abriga mi alma y se expande por mi costado. Mientras, mirando de soslayo, los elfos y gnomos, se dejan posar sobre la arena 


del camino. Sobrias y originarias se envuelven en las letras ceñidas en sus sentidos  que brotan de su corazón, cuyos silfos adormecen las ramas de los árboles poblados de trinos matutinos… ellos se recrean con la voz de Manoli y con las mariposas de Iñaqui, hoy transformadas en versos cual plegarias, capaces de embelesarnos con las pinturas de su humanidad.

 

Sinovas Pedanía de Aranda de Duero Castilla León


Elevo mi cuerpo que posa en un pino caído por los años y sigo transitando por esos caminos, hoy de tractores, donde rugen sus motores recogiendo el dorado grano de sus campos, mientras las cigüeñas merodean a su alrededor sin miedo a la mole que desgrana las espigas dejando en su marcha, la paja que se posa tras la mole que la digiere y se esparce en columnas sobre los rastrojos y, a la vez, almacena el grano en sus entrañas.

Los remolques tirados de tractores se acercan a su lado para recoger el grano que ya está repleto en su depósito; necesita posarlo en los recipientes para su traslado a los depósitos del grano almacenado.

El cuerpo me pide descanso, ya que el tiempo es una falacia cuando sientes la libertad bien entendida: la que da la felicidad. Y regreso a la pedanía. En la plaza un grupo de personas esperan charlando hasta que llegue el panadero  que todos los días se detiene y que, con su bocina, les avisa de su llegada.

Sinovas Pedanía de Aranda de Duero Castilla León



Mañana plena de emociones, donde los sentimientos abrieron un reguero de sueños, verdaderos y airosos donde la profundidad y carga emotiva moviliza mis instintos y anima a mis pasos a caminar por los caminos de la tierra de donde surgimos, y donde nos parieron nuestras madres. Es el manjar más preciado para nuestro cuerpo y mente, respirando el aire fresco, y reluciente, y fresquísimo... dejando en libertad la memoria, que se acuna entre las mieses y viñedos que nos hacen ser auténticos, y perspicaces  seres congruentes.

Antonio Molina Medina

15.07.21