UN DÍA CUALQUIERA

Sinovas Pedanía de Aranda de Duero

Fue un día, en cualquier esquina, encontró la luz que mueve sus pasos, la que deslumbra sin querer sus movimientos, los senderos por donde se comunicó con otras gentes, con otros credos. Sí que es verdad que busca lo imposible y lo sabe, porque la vida se lo indica. Camello jorobado, cangrejo de una pinza. Sol que aprieta sus rayos sobre su cuerpo acongojado.

La suerte está echada y mira a los lados buscando esa llama que alumbre su costado, de donde brotan surcos de tierra, incómodos y pesados.

Orduña Bizkaia

Árboles inciden en su cuerpo y no le deja mirar al horizonte, ya que lejano lo ve con una salud aterciopelada, firme caudal de agua manantial. Vino tempranillo del año donde el caldo se hace fuego en el paladar.

Mira sus labios y saborea su resplandor, capaz de sustentar a la propia muerte que aún retumba en sus oídos. Ya sabe que el final, está cercano. Ya presiente que los ángeles miran para otro lado cuando discurren a su lado. La felicidad no está en sus manos, ya que como mortal, el tiempo se posó a su lado y mira de soslayo para otra parte, donde de veras se acumulan los peces, el pan y la sal que deja que su cuerpo siga sediento de un amor desesperado, de verdades, acomodándose al curso del pasado.

 

El Cobre Algeciras

No encuentra su sitio en su costado y aquello que desea y siente jamás lo encontrará… ya que la corriente es más fuerte y va llena de hojas que cubren las aguas puras de su mente. Se aferra a ellas y ve lo que un día perdió por las veredas.

Impasible, sigue caminando por este vertedero que la vida le indica, que todo es un manjar para su cuerpo. Algún día será su complemento por lo que lucha y siente, y que vive, porque no está muerto y quiere porque es humano, y ama porque sin amor estaría seducido y muerto su mente y volátil su cuerpo.

Antonio Molina Medina

05/04/14